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España

Pals, la joya medieval de la Costa Brava

En pleno Ampurdán, este pueblo es uno de los más bellos de Gerona y conserva un espectacular centro histórico.

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A pocos kilómetros de la Costa Brava, el pueblo medieval de Pals es toda una joya del Ampurdán. Situado en la provincia de Girona, es, además, uno de los destinos más eclécticos, ya que se puede acudir para disfrutar de una de la mejores playas de la región, de ver 'in situ' todo un arrozal mediterráneo o ser testigo de un centro histórico cargado de leyendas. Cada vez son más los que van a Pals dentro de una escapada romántica. Quizás porque en las calles de su casco antiguo es posible reinterpretar alguno de los cuentos de princesas que tenemos todos en la mente desde pequeños. Llama la atención la increíble restauración de sus calles, un barrio conocido como El Pedró y que ya aparece reseñado en libros del siglo IX, aunque se supone que su origen es muy anterior. Aquí hay que acercarse a la iglesia de Sant Pere, de 994, construida con piedras del antiguo castillo medieval. También a la Torre de las Horas, que fue la torre del homenaje del desaparecido castillo, y a la Muralla Medieval, que rodea la parte alta junto a otras cuatro torres: Torre de Ramonet, Torre de Rom, Torre de Xinel·lo y Torre del Hospital. No es el único vestigio de aquella época, en la calle Mayor hay tumbas visigodas y cuenta con algunos palacios como La Pruna, casa fortificada del siglo XV que hoy alberga el Museo de Arqueología Submarina. Desde el Mirador Josep Plà se puede disfrutar de impresionantes vistas de la sierra de la Albera, el macizo del Montgrí y, en los días claros, el Canigó y las islas Medas. El Mediterráneo no está lejos, y en la zona de Pals se traduce en un gran playa muy diferente a la sucesión de calas de otras áreas de la costa catalana. De hecho, se trata de un arenal de 3,5 km. de longitud, bordeado por pinares y dunas, un espacio en el que se puede practicar además el nudismo sin problema. Y a las afueras, otra estampa diferente: el de las masías dedicadas al cultivo del arroz. Se llaman los Massos de Pals. Merece la pena acercarse al molino fortificado del año 1452, uno de los más antiguos de Europa en funcionamiento. Será el colofón a una escapada única.

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