España
Cabrera, el último paraíso intacto
El último territorio vírgen del Mar Mediterráneo
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A tan solo una hora navengando desde Mallorca, llegamos al Archipiélago de Cabrera, el mejor exponente de ecosistemas no alterados del Mediterráneo en nuestro país. Desde 1991, el Parque Nacional Marítimo Terrestre cobija en este conjunto de islas e islotes importantes colonias de aves marinas, especies endémicas y uno de los fondos marinos mejor conservados del litoral español. Hay que hacer la travesía en compañía de gaviotas y delfines y tras una hora se llega a Na Foradad coronada por uno de los tres faros del archipiélago. Después se continua pasando por los islotes de S'Illot Pla, Na Pobra, Na Plana y L'Esponja para llegar a Conills, la segunda isla en tamaño . A continuación la pequeña isla Na Redona, y finalmente Cabrera. Como espacio protegido, no es posible quedarse a dormir, solo esta permitido fondear una embarcación en el puerto, pero hay que solicitar los permisos correspondientes. En el Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera, en las islas Baleares, disfrutarás del mar Mediterráneo en todo su esplendor. Se puede practicar submarinismo en una densa pradera de Posidonia oceánica y disfrutar de un gran número de especies de fauna marina como meros, pulpos o los llamativos nudibranquios. También es posible encontrar en la costa alguna tortuga boba y delfines. Hay excursiones en embarcaciones que te llevarán a zonas donde te puedes bañar y que tan solo son accesibles en barco. Maravillosas cuevas, navegar, tomar el sol, descansar, relajarte, y descubrir aves marinas desconocidas sobrevolando el mar, son solo algunas de las actividades que puedes realizar en el archipiélago de Cabrera. En la bahía playas públicas: Sa Platgeta, Platga d’es Pagès y S’Empalmador. Y diversos itinerarios de senderismo que ascienden hasta el castillo de Cabrera o el faro. El Castillo es una fortaleza medieval construida en el siglo XIV como defensa ante los ataques de los piratas y que El puerto de Cabrera está rodeado de acantilados, cabos, calas, playas de arena y cuevas, al abrigo de los vientos, solo hay un par de casas de la Guardia Civil, unos refugios de pescadores y una modesta cantina. Junto al camino que lleva arriba está el cementerio de la isla, en el que hay solo dos tumbas, la de un pescador mallorquín que se ahogó en sus costas y la de un aviador alemán que estrelló aquí su caza durante la II Guerra Mundial. Y otro lugar interesante, La Cruz de los Franceses. Esta isla sirvió de prisión para miles de soldados napoleónicos después de la Guerra de Independencia que fueron abandonados a su suerte. Recuerda que hablamos de una zona protegida por su gran valor medioambiental, así que hay que respetar el entorno. Para subir al Castillo hay que pedir un permiso en la oficina del Parque junto a la cantina del muelle y hay visitas guiadas todos los días. Para cualquier actividad es imprescindible solicitar con antelación permiso para la navegación, el fondeo de embarcaciones y el buceo. A Cabrera solo se puede llegar en barco desde el puerto de la Colonia de Sant Jordi o desde Portopetro, en Mallorca.
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