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UN BARRIO CON MUCHA VIDA

Vivir Coney Island como un neoyorquino

Nueva York es mucho más que Manhattan. Los barrios que rodean a la Gran Manzana se reivindican cada vez más como los destinos que no hay que dejar pasar si se quiere descubrir una ciudad llena de sorpresas. Sin agobios, rodeados de vecinos, perderse por Coney Island permite experimentar qué es eso de ser un neoyorquino.

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"Coney Island es el patio de recreo de Estados Unidos". Con estas palabras definía Marty Markowitz, vicepresidente de Promoción y Participación de Barrios de NYC & Company y ex-presidente del distrito de Brooklyn, a uno de los barrios preferidos de los neoyorquinos para relajarse y desconectar sin, por ello, tener que marcharse lejos de sus hogares. Y es que llegar aquí es sencillo, basta con tomar alguna de las cuatro líneas de metro que tienen parada en la isla.

De orígenes holandeses como el resto de la ciudad, se trata de una península que hace mucho que dejó de ser isla, aunque era apenas un riachuelo lo que separaba algunos de sus puntos de Brooklyn. Durante el último siglo, su punto más importante era, y sigue siendo, su parque de atracciones.

La montaña rusa Thunderbolt, con unos 40 metros de altura, o el popular Cyclone, en Luna Park, son algunas de las atracciones que todo el que se acerca hasta allí debe probar. Claro que también hay que montarse en la famosa noria Wonder Wheel del Deno’s Wonder Wheel Amusement Park, o volver atrás en el tiempo en el Steeplechase Plaza, que cuenta con el destacado salto en paracaídas Parachute Jump, además del cuidadosamente restaurado B&B Carousell.

Todo se realiza a un paso del mar, y es que el Paseo Marítimo vertebra la vida de este barrio. Allí también se encuentra el Acuario de Nueva York, donde los visitantes pueden ver rayas y tiburones, así como disfrutar de un espectáculo interactivo de leones marinos. En el otro extremo del paseo, en el MCU Park, se puede disfrutar de un partido de béisbol y animar a los Brooklyn Cyclones, el equipo de liga menor afiliado a los Mets de Nueva York.

Si queremos ser auténticos neoyorquinos, entonces tendremos que pararnos un momento para probar al menos un pedazo de pizza de las que se preparan en el horno del Totonno’s Pizzeria Napolitano, un restaurante de propiedad familiar que las prepara en un horno de ladrillo que se calienta con carbón y que solo usa ingredientes importados de Italia.

También hay que probar los perritos calientes del famoso Nathan’s Famous, que los sirve con patatas fritas crinkle-cut en sus dos ubicaciones del barrio. Y si se es 'dulcero', nada como ir a Williams Candy, donde encontraremos dulces de azúcar y bastones de caramelo de malvavisco; o también probar algunos de los mejores helados en Coney’s Cones, situado en el paseo marítimo.

Ya que estamos allí, nos podemos hacer una camiseta personalizada hecha a mano en Lola Star Souvenir Boutique. Será el mejor broche a una escapada a uno de los barrios más vibrantes y divertidos de Nueva York,

Más información:
Turismo de Nueva York

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