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Uno de los hoteles más exclusivos y monumentales de India

Sentirse como un maharajá en el Umaid Bhawan Palace

Sobre una colina con vistas a la ciudad de Jodhpur, una de las más hermosas del sugerente Rajasthan, se halla uno de los hoteles más exclusivos y monumentales de India.

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El subcontinente indio es una de las experiencias más interesantes de Asia. Repleto de patrimonio cultural, de bulliciosos espacios urbanos en los que la marabunta humana da vértigo pero también con una parte rural fascinante cuyas comunidades llevan vidas sencillas.

Sin duda, uno de los estados más interesante es Rajasthan, la tierra de los rajputs, el país de los maharajás, con sus extensos desiertos, inconquistables fortalezas y deslumbrantes palacios en los que sus dueños no escatimaron gastos, un derroche desmedido que hasta nos puede parecer obsceno.

Jodhpur es una de sus ciudades más pintorescas y singulares, a las puertas del desierto de Thar, construida en 1459 por Rao Jadha, que se consideraba descendiente del mismísimo Rarma, el mítico héroe del Ramayana, la épica epopeya considerada una de las obras más importantes de la literatura hindú.

Una sólida muralla rodeaba la ciudad, capital del antiguo estado de Marwar y sobre una montaña se edificó su impresionante Fuerte, Meherangarh, que pronto adquirió fama de inexpugnable y cuya figura resulta impactante. A sus pies creció una urbe pintoresca y vital conocida por el color azul de sus casas, un colorido que debe su origen al sulfato de cobre que se utilizaba en sus edificios para combatir las termitas.

Acorde con la grandiosidad del Fuerte Meherangarh, fuera ya de la ciudad, se levanta en lo alto de una lejana colina una mole de mármol y arenisca roja el Umaid Bhawan Palace o Chittar Palacio, cuya construcción evoca la sofisticación y grandiosidad de la arquitectura rajput fusionada con la victoriana. Fiel reflejo de épocas pasadas, suntuosas y de desmedidos lujos.

Será el maharajá Umaid Sing, abuelo de los actuales propietarios, quien pondría en marcha en 1929 la realización de este imponente palacio que hoy ha convertido una de sus partes en un hotel de lujo.

Miles de familias de la zona trabajaron en sus obras que duraron hasta 1943, una edificación que plasmó su grandiosidad con una gran bóveda central de más de 100 metros de altura y sus 347 habitaciones.

Una residencia que con la llegada de los nuevos tiempos dio pie a que se dividiese en tres áreas: la privada donde residen los actuales descendientes del maharajá de Jodhpur; un museo con una cuidada exposición de armas, muebles y objetos de la colección privada de la familia, como la galería que muestra sus automóviles más exóticos; y la parte destinada a hotel que cubre de sobra las expectativas más exigentes de sus huéspedes.

Sus amplias suites con decoración art decó, la biblioteca, la galería de caza, la sala de billar, sus extensos y cuidados jardines, la piscina cubierta, las pistas de tenis, las pistas de squash revestidas de mármol, auditorio… Todo un exponente del esplendor y la grandiosidad rajput.

Su esmerada atención contribuye a un placentero y merecido descanso después de patearse la ciudad, recorrer en tuk-tuk sus callejuelas hasta el Meherangarth o el Jaswant Thada, el crematorio real en mármol blanco en memoria de Jaswant Singh II o sus templos hindúes y al anochecer no podemos dejar de visitar el mercado Sadar lleno de bullicio y vida con sus incontables tiendas y artículos rajasthanies y unas espectaculares vistas del Fuerte iluminado.

Si se va de presupuesto y no podemos permitirnos el lujo de alojarnos en él bien podemos tomar un aperitivo o un té en su terraza contemplando sus espectaculares jardines y las vistas de la ciudad.

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