América Sur
Sayulita, surf con filosofía slow.
Esta playa del Pacífico mexicano se ha convertido en un refugio de surferos que prefieren alternar olas con ricos y ácidos ceviches.
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Punta Mita es una península de Nayarit, en el Pacífico mexicano, que se ha convertido en sinónimo de lujo mundial al concentrar, en muy poco territorio, media docena de cinco estrellas de las mejores cadenas hoteleras (la última Iberostar, aunque también está presente, entre otras, Four Seasons). Pero si México es un país de contrastes, mucho más en esta pequeña región marítima. Basta coger el coche y, en menos de media hora, nos encontraremos en una playa donde surf, hippies y gastronomía sencilla se dan la mano: Sayulita. Esta no es una playa más. Enmarcada entre una espesa vegetación selvática, la media luna de Sayulita es el paraíso. No se está solo, es verdad, pero no tienes la sensación de agobio en ningún momento, sobre todo porque hay tanto por hacer que es imposible perder tiempo en fijarse si hay o no mucho surfista, mucho amante del snorkel, del baño con las olas... Lo que sí hay es mucho gourmet. Y no porque en este poblado hippy con calles repletas de puestos de artesanía se encuentren muchos establecimientos de alta categoría. Al contrario. Aquí lo que se llevan son los zumos naturales caseros, las tapas sencillas, los ceviches de camaron con mucha lima y ultrapicantes, que se comen en uno de los chiringuitos que, además, alquilan tablas para surfear. Para empezar, se puede probar el aguachile de camarón o los camarones 'cucaracha', que se cocinan con salsa huichol, muy picante, y en el que las gambas se comen con cáscara. Y luego, un buen pescado a la brasa, todo regado de rica cerveza, muy muy fría para combatir calor y ardor en la lengua. Dice la leyenda que Sayulita se formo hace más de 5000 años por los dioses de las olas. Quién sabe, igual ellos fueron los primeros que quisieron coger olas en este paraíso. Y después, tras el baño, seguro que no dijeron que no a un aperitivo.
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