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América Sur

Un rockero en el paraíso mexicano del Pacífico

Bahía de Banderas acoge al Hard Rock Hotel Vallarta, en el que música, rock y estilo se unen a un resort de playa paradisíaca.

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Frente a una de las playas más cotizadas de la bahía de Banderas, el epicentro del turismo más moderno y de categoría de la costa pacífica mexicana, se encuentra el Hard Rock Hotel Vallarta. La cadena de restauración, que ha abierto varios hoteles en las principales ciudades turísticas del mundo, como Ibiza, tiene aquí el desafío de unir su espíritu rockero con lo que esperas de un resort de playa, y lo ha conseguido. El complejo se encuentra a apenas dos kilómetros del pueblo de Bucerías, por lo que siempre existe la posibilidad de conocer restaurantes y tiendas locales, fuera del resort. Dentro, 348 cómodas y elegantes habitaciones que ofrecen jacuzzis dobles y, en el caso de las llamadas Diamante, un menú de aromaterapia y servicio a la habitación con el menú especial de los restaurantes. Es imposible no fijarse en sus dos grandes piscinas al aire libre, que se complementan a la perfección con la tranquilidad de su spa, con baños de vapor y sauna. El Rock Spa está situado en un entorno tranquilo, con vistas al mar y a la playa. Sus tratamientos revitalizantes incluyen masajes, tratamientos faciales y corporales y servicios de salón de belleza. Las instalaciones cuentan con nueve relajantes cabinas de tratamiento diseñadas para parejas y para tratamientos individuales, aunque son dos de ellas, las que se encuentran al aire libre, las que primero se reservan. Como buen resort, no falta la oferta gastronómica variada. La cocina mexicana está representada en Frida, pero también la brasileña, en Ipanema; la italiana, en Ciao; y, cómo no, una carta rica con izakaya, teppanyaki y sushi en el Zen. Con una decoración elegante, en las habitaciones destaca la profusión de detalles: pequeños jarrones, varios tipos de almohadas y cojines, pequeñas alfombras, reposapies, sofás... una multitud de elementos pensados para que nos sintamos como en casa, y siempre con un toque rockero. De hecho, su lobby es todo un tributo a los clásicos del rock, con un gran sofá de cuero que parece estar llamado para tener una tertulia improvisada con alguna estrella, dando un concierto privado. Todo un lujo que, además, se sirve de la belleza del Pacífico mexicano.

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