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Asia

Paphos, el paraíso arqueológico de Chipre

La necrópolis de los nobles helenos, los mosaicos, las leyendas del nacimiento de Afrodita y las mejores playas se unen en la joya de Chipre.

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Chipre es una de las islas del Mediterráneo que exigen varias visitas, porque merece la pena recorrer cada rincón, tanto de su interesante interior montañoso como las diferentes ciudades y pequeños pueblos que rodean el perímetro. Al oeste, la localidad de referencia es Paphos, a su vez una de las más antiguas del país, con origénes fenicios (aunque ya poblada en el Neolítico). En el siglo XII a. C. se levantó un templo micénico dedicado a Afrodita, cuya leyenda localizaba al sur de la ciudad, en unas grandes rocas de la costa, su nacimiento, emergiendo de las aguas. Esto convirtió a Paphos en un lugar de culto y desarrolló un urbanismo que hoy le convierten en uno de los destinos claves para comprender el mundo helenístico fuera de la Ýtica. Ejemplo de ello son las llamadas Tumbas de los Reyes, una necrópolis en la que fueron enterrados los nobles de la isla incluso durante el periodo romano. Son tumbas que imitan las casas en las que vivían esas familias, con diferentes cámaras y atrios que se asemejan a los de Alejandría (la entrada cuesta 2,50 €). También del periodo Clásico son los mosaicos de las diferentes villas que también se conservan, del siglo III al V en su mayoría y que son los que mejor han llegado a nuestros días de todo el Mediterráneo Oriental. Pero visitar Paphos no es quedarse sólo en aquella época. Además de recoletas iglesias ortodoxas de piedra, algunas con tumbas helenísticas, hay que visitar su fuerte medieval, situado en la parte moderna, junto al puerto, y que fue construido durante la ocupación de los francos en el siglo XIII para reemplazar al castillo bizantino de Saranta Kolones. Los venecianos lo derribaron, pero fue de nuevo levantado por los otomanos en 1780, que es como lo conocemos hoy. Y como no todo es historia, la ciudad puede presumir de las mejores playas de Chipre, especialmente las de la Bahía de Coral, en las que las aguas turquesas bañan recodos donde poder bañarse casi en soledad. Es allí donde están algunos de los resorts más lujosos de la isla, así como restaurantes de cocina de autor. Sin duda, indulgencias sabrosas y relajantes con las que reconfortar excursiones cargadas de historia por la que será en 2017 Capital Cultural de Europa.

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