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FIN DE SEMANA EN BELGRADO

10 imprescindibles en una escapada a Belgrado

La capital serbia es uno de los destinos más desconocidos a menos de tres horas de avión. Un fin de semana allí es toda una experiencia.



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A partir del mes de abril, el buen tiempo se apodera de Belgrado y las calles bullen de gente dispuesta a pasar muchas horas disfrutando del sol que el invierno balcánico les impidió gozar durante muchos meses. Es quizás en este aspecto en el que los belgradenses demuestran su cariz más próximo a la cultura mediterránea, en tanto que es una ciudad 'de puertas hacia fuera', con todo el mundo dispuesto a pasar un buen rato en una de las muchas terrazas que pueblan el centro de la ciudad.

Los diferentes conflictos bélicos, así como una comunicación directa con España entre inexistente y muy escasa, ha convertido a esta capital europea en un destino bastante exótico para los españoles. Descubrirla es permitirse el lujo de acercarse a una de esas ciudades en las que la historia contemporánea luce en cada rincón, todo el siglo XX de un plumazo tan solo recorriendo sus arterias principales, y más siglos atrás si andamos hasta algunos de sus monumentos y edificios más emblemáticos. Con o sin trasbordo, proyectar una escadapada de dos o tres días a Belgrado es siempre un acierto. Primero por el precio, porque la vida en Serbia es bastante más barata al cambio que en España e incluso es posible, si se quiere mirar hasta el último céntimo, ir allí con un presupuesto de menos de 10 €/día (sin contar el hotel). Pero, sobre todo, por la hermosura de una capital que despierta, no solo a la primavera, sino al siglo XXI.

Kalemegdan
La antigua fortaleza de Belgrado es el centro neurálgico de la vida de la ciudad cuando comienza el buen tiempo. Pasear por sus murallas, traspasar sus puertas medievales u observar a los ancianos jugando al ajedrez en el parque de entrada a la misma es toda una experiencia. Aquellos que no pueden vivir sin un souvenir típico, en los tenderetes de esta zona tienen el paraíso.

Sava y Danubio
Ya sea desde Belgrado o desde el distrito de Nuevo Belgrado, en la otra orilla del río Sava, es bellísimo observar la unión del Danubio con su afluente serbio, ambos con un gran caudal y que ya permite imaginar por qué el primero es uno de los más importantes del mundo. Las aguas bajan tranquilas desde Centroeuropa y se unen a los pies de la fortaleza.

Fiesta en el río
Si nos decidimos a embarcarnos, tenemos opciones tanto de día como de noche. Y no solo porque exista la posibilidad de hacer tours a lo largo de ambos ríos, pudiendo observar la silueta de la ciudad, sino también porque de noche, sus muelles se convierten en discotecas en las que se disfruta de la mejor marcha belgradense.

Catedral
La catedral de San Sava es la iglesia ortodoxa más grande de Europa y una de las más grandes del mundo. Construida sobre el lugar donde presuntamente fueron incinerados en 1595 por los turcos otomanos los restos del santo al que da nombre, su construcción comenzó en 1935 y aún no ha terminado. Como la Sagrada Familia de Barcelona, es financiada solamente por donaciones.

Restaurante Madera
El bulevar Kralja Aleksandra es una de las arterias principales de la ciudad. Uno de sus parques más bonitos cuenta, además, con uno de los restaurantes más interesantes y de alta cocina de la ciudad. Con precios muy asequibles al cambio, el Madera es toda una experiencia gastronómica, con platos típicos serbios y el mejor vino.

San Marcos
Una de las iglesias ortodoxas más bonitas, en pleno parque de Tašmajdan y a un paso del Parlamento y los principales ministerios. Levantada a mediados del siglo XX sobre el lugar que había ocupado una iglesia anterior, sufrió daños graves durante los diferentes conflictos. Su interior es muy hermoso.

Knez Mihailova
No es posible visitar Belgrado sin pasar un buen rato sentado en alguna de las terrazas de esta calle peatonal, la más importante de la ciudad y que une la fortaleza con el centro administrativo. Tanta esta como sus adyacentes están llenas de cafeterías y tiendas, por lo que aquellos que no quieran estar mucho tiempo disfrutando de un buen café o un picoteo, tienen permiso para hacer 'shopping'.

Hotel Moscú
Construido en 1906 y aún en funcionamiento, el Hotel Moscú es uno de los edificios protegidos más emblemáticos e interesantes de Belgrado. Está en la plaza Terazije, a un paso del centro, fue inaugurado por el rey de Serbia, Pedro I Karađorđević, y es famoso por su repostería. Su pastel más famoso lleva el nombre del hotel.

Parlamento
La Asamblea Nacional de Serbia se encuentra en la plaza Nikola Pašić. A pesar de su monumentalidad, no era el parlamento de Yugoslavia ni de la unión posterior con Montenegro. Se terminó de construir tras la Primera Guerra Mundial, sobre planos del siglo XIX.

Helados
Los famosos son los italianos, pero el amor de los serbios por los helados ha convertido el centro de Belgrado en toda una oportunidad para una gran cata. Las calles cercanas a la fortaleza tienen algunas de las mejores heladerías de la ciudad, con terrazas que permiten degustar copas enormes al fresco. Una muy famosa es Moritz Eis, pero hay que añadir también el Choco Caffé o el Coffe Cream.

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