Viajestic » Destinos

Asia

Gyeongju, la capital del Imperio Silla

Situada en el sureste de Corea, la ciudad de Gyeongju permite conocer la grandiosidad del antiguo imperio Silla y sus tumbas integradas en la naturaleza.

Publicidad

Faltaron ocho años para que Gyeongju fuera capital de Corea durante un milenio. Al final fueron 992 años, suficientes, eso sí, para que gobernaran desde ella un total de 56 reyes del reino de Silla, el primer imperio creado en la península coreana, y cuya capital fue esta pequeña ciudad desde el 57 a.C. al 935. Este antiguo reino, que ocupaba más de la mitad del territorio de la península coreana, eligió a Sorabol y Gyerim como ciudad principal (los primeros nombres de Gyeongju, cuyo nombre actual se dio al caer como capital). Es por ello que la dotó de grandes y bellos templos, así como de una de las zonas de enterramientos más curiosas del planeta, y que recuerda en parte a las grandes pirámides de Egipto. Pero aquí no se trata de pirámides de piedra o grandes construcciones arquitectónicas, sino de tumbas que se colocaban sobre el terreno, formando grandes promontorios con forma de media esfera y que pasaban a integrarse en el terreno gracias a que la hierba colonizaba la propia colina. En su interior, la tumba de uno de los monarcas. Daereungown es el túmulo más grande en Gyeongju. Es una colección de 23 tumbas y el área ha sido convertida en un parque. De ellas, la de Cheonmachong es la única abierta al público. Dentro es posible apreciar el patrón de cómo eran las tumbas por dentro y ver artículos funerarios recuperados. En la ciudad se encuentra el Cheomseongdae, es decir, el observatorio astronómico más antiguo de Asia. Además de para la agricultura, el movimiento de las estrellas fue usado para predecir la fortuna de la nación. Está no muy lejos de templos como el Bulguksa, que representa el mundo ideal de Buda. Del siglo VIII, alberga gran cantidad de tesoros nacionales, como las pagodas de Dabotap y Seokgatap. Allí hay que visitar la gruta Seokguram, que parece una cueva natural pero que se trata de un espacio en forma de cúpula. Dentro, una estatua de Buda sentado. Es admirable la técnica de construcción, que no parece de hace 1.200 años. Y es que visitar Gyeongju es ir de sorpresa en sorpresa.

Publicidad