América Norte
Arte extremo en el festival Burning Man
El Burning Man, comenzó el verano del 68 en San Francisco y se ha convertido en toda una experiencia artística extrema para vivir en comuna.
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Pasó de ser una estructura en llamas en una playa, a un festival que se ha convertido en todo un santuario de peregrinaje de artistas y deseosos de vivir una de las experiencias más alucinantes de la vida, según dicen. Todo comenzó el verano del ´68 en San Francisco, California, con la quema de una estatua de 2,4 metros de un hombre hecho de madera y su perro. Dicen que la excusa era festejar el solsticio, pero la realidad es que aún hoy es uno de los secretos mejores guardados de la historia. Y los como todo buen misterio, el Burning Man, se ha convertido en una leyenda viviente. ¿Y cómo fue que se hizo famoso? Frisco (como era popularmente conocida en ese momento), era la ciudad donde se gestaban los cambios sociales y las corrientes artísticas. Estaban heredando la ola cultural del beatnik y su mítica esquina Haight & Ashbury era epicentro de la movida hippie, el LSD y demás, allí era donde sucedían las cosas. Así que quemar una estatua en la playa, tampoco era para espantar a muchos. Es más, fue todo un símbolo de expresión artística radical y había que repetirlo. La convocatoria creció, el festival se hizo más grande y poderoso y se trasladó a Nevada. Desde entonces y, como todos los años, la ciudad de Black Rock emerge de la nada para dar cabida a este evento que se trata de arte, experimentación, autoexpresión y una alta cuota de rareza para los que no lo conocen. La cosa es así. En cada edición, los organizadores plantean un tema central que desarrollarán los participantes. En septiembre, se lanzan las caravanas por el desierto de Nevada y se instalan a 150 kilómetros al noreste de Reno, para dar vida al Burning Man. Los miles de peregrinos llegan allí y arman sus obras en el medio del desierto. Todas deben ser artísticas, no pueden dejar huella (ni rastro ecológico). A partir de allí, se deja volar la imaginación y uno se suele encontrar con Art Cars, vehículos convertidos en seres mitológicos, esculturas efímeras y discotecas o lo que sea que surja de esto. También cada año se construye en un enorme templo de madera que se quema el domingo. Durante la semana los participante van al edificio a dejar sus mensajes para que el día que sean quemados, haya una renovación, una conexión con ese ser fallecido o cierta renovación espiritual como también se busca en la Noche de San Juan en España, por ejemplo. Mientras se cumple el rito escucharás mucho bullicio pirotécnico y ni una palabra. Y es que el ritual es para hacer un silencio en homenaje al hombre quemado, al muerto. Mientras estés en el Burning Man puedes hacer exactamente lo que te de la gana: vestirte como quieras (o no vestirte), divertirte con el arte y la música. Todo el mundo está en la misma y todos están buscando esa espacio familiar, de comunidad, así que nada de malos rollos. Si te atreves con la experiencia, entonces vete preparando maletas, porque el Burning Man 2014 girará entorno a los "Caravanserai" (Caravasar), el refugio que era utilizado por viajeros y sus animales mientras hacían la Ruta de la Seda. Se le ofrecía albergue para estar al resguardo de la ferocidad del desierto. Y como los viajeros provenían de diferentes partes del mundo y estaban acostumbrados al comercio y al intercambio, los caravasar se convirtieron en auténticos centros sociales, verdaderas comunas de peregrinos, monjes, nómadas y los artistas viajeros que estaban dispuestos a la aventuras y abiertos a lo nuevo. Y este es el espíritu que se vivirá del 25 de agosto al 1 de septiembre en el Burning Man.
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