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SIN COMPETENCIA EN PRECIO Y PRESTACIONES

Nexus 5: un teléfono sin rival

El sucesor del Nexus 4 sigue su política de precios (el modelo más barato cuesta 349 euros), pero con un matiz que hace que sea insuperable: ahora esto no es una excusa para justificar sus carencias, sino simple y llanamente una ventaja más.

Nexus 5, el nuevo teléfono de Google fabricado por LG

Nexus 5, el nuevo teléfono de Google fabricado por LG Tecnoxplora

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No nos engañemos: Nexus 4 fue el mejor teléfono en calidad-precio de 2012 y de parte de 2013. Sin embargo, a medida que avanzaba el año se quedaba por detrás de los mejores terminales del mercado, con los que supuestamente debía competir. Estaba por debajo, pero costaba la mitad (incluso menos, ya que en agosto su precio bajó 100 euros).

Con este precio y estas especificaciones, unidos al rendimiento conseguido al utilizar una versión 'pura' de Android, podría haber continuado en el mercado durante una temporada más y haber superado a cualquier gama media sin problemas. Pero no hizo falta. Sin previo aviso (si exceptuamos las decenas de filtraciones, claro), Google presentó Nexus 5, su sucesor, el 31 de octubre.

Desde el primer momento se vio que era un teléfono diferente. La filosofía es la misma: ofrecer el mejor dispositivo posible a un precio prácticamente de coste. No obstante, ha cambiado algo. Antes no era el mejor equipo del mercado, pero su precio lo compensaba: ahora podría serlo, y mantiene el precio.

Esto se percibe desde el primer momento. Es difícil no sorprenderse con la calidad de la pantalla de 4,95 pulgadas al encender un Nexus 5 por primera vez. En el modelo de 2012 era muy buena, pero en el de este año, sólo el panel de HTC One puede hacerle sombra. Su visibilidad también es asombrosa, tanto en ambientes oscuros como con luz directa.

Lo más sorprendente es que esto se puede aplicar a prácticamente cualquier elemento de Nexus 5. Hasta el diseño ha cambiado y se abandona el panel a cuadros trasero por un acabado mate mucho menos llamativo, pero notablemente más elegante (eso sí, es una máquina de atraer huellas dactilares, y no precisamente por el mismo motivo que TouchID). El material, un plástico gomoso, está lejos del aluminio, pero no tiene en absoluto un aspecto cutre o frágil, sino todo lo contrario.

El rendimiento es otro de sus puntos fuertes. Va como un tiro. Es más, va como un tiro disparado desde una bala. Aquí entran en juego dos factores. Por un lado, su procesador de cuatro núcleos y sus 2 GB de RAM; por otro, que es el teléfono de Google.

¿En qué ayuda esto? Sencillo: utiliza Android 4.4 KitKat, lo que ya de por sí supone una mejora en el rendimiento. Pero, además, no incorpora ninguna capa de software adicional como Sense (la de HTC) o TouchWiz (Samsung). Los demás fabricantes de dispositivos con el sistema operativo de Google incluyen sus capas de personalización por encima de Android, con funciones adicionales, pero generalmente en detrimento de la velocidad de respuesta del terminal. Lo peor es que lo más normal es que lo hagan como seña de identidad, pero sin dar a cambio funciones realmente diferenciadoras. Por otro lado, las actualizaciones de la plataforma llegarán mucho antes a Nexus 5 (y 4) que a los teléfonos de otras compañías.

Esto es importante, porque muchas veces el software permite mejorar el teléfono o corregir algunos de sus fallos. La chocolatina, por ejemplo, hace que la batería de 2.300 mAh del nuevo Nexus (que no es la bomba) sea capaz de llegar al final del día sin ningún problema con un uso moderado. Es más, en algunos casos puede durar hasta 48 horas, pero únicamente si se reduce al mínimo su uso y se desactivan funciones como Google Now. Un uso intensivo, con llamadas, navegación, juegos y reproducción de vídeo, dará para una jornada de trabajo (es decir, entre 8 y 10 horas), pero no más.

La cámara también se ha mejorado, a pesar de tener los mismos 8 megapíxeles que el modelo del año anterior. Esto se ha conseguido desde el hardware (con cambios en el sensor, la apertura), el software (la aplicación de cámara cuenta con un nuevo modo HDR) y, curiosamente, con el cambio de diseño. El cristal que recubría la parte posterior de Nexus 4 también protegía la cámara, pero a costa de perder mucha calidad en las fotografías.

Los resultados, de nuevo, sitúan a Nexus 5 entre los mejores teléfonos del mercado. Obviamente, no puede competir con terminales como Lumia 1020 y su sensor de 41 megapíxeles (pocos pueden), pero ahora no tiene que justificar el tener una cámara mediocre con la excusa del precio.

En definitiva, se trata de un dispositivo que no tiene rival. Hay terminales que pueden competir de tú a tú con él y que incluso son capaces de superarlo en algunos aspectos, pero entonces, como el año pasado entra en juego su as en la manga. El precio (349 euros la versión de 16 GB y 399, la de 32) es literalmente insuperable. Ninguna empresa se puede permitir comercializar un teléfono por lo mismo que cuesta fabricarlo, salvo Google; y únicamente porque no ha lanzado este terminal para ganar dinero, sino cuota de mercado (y, de paso, para demostrar de lo que es capaz Android). Lo malo es que habrá que esperar unas tres semanas desde el momento de la compra para hacerse con uno, porque nuevamente hay problemas de distribución. Al menos así confirma aquello de que lo bueno se hace esperar.

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