LOS PAÍSES EMERGENTES SON CLAVE PARA SU FUTURO
Motorola, Google, Facebook y las ventajas de buscar nuevos mercados
Varias compañías tecnológicas comienzan a abrirse en busca de nuevos mercados. Esto puede ser una buena noticia, aparte de por obligar a lanzar mejores productos para distinguirse de sus rivales, porque en algunos casos son estas firmas las encargadas de crear los propios mercados.

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Tanto Facebook como Google han comprado empresas dedicadas a la fabricación de drones en los últimos meses (en el caso de la red social, Ascenta; en el del buscador, Titan Aerospace). Su objetivo, según han revelado ambas empresas, es llevar internet a las zonas en las que no hay conexión por ausencia de infraestructura
Sobre el papel, esto parece una buena noticia y, de hecho, lo es. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la motivación, por mucho Internet.org que hayan montado entre algunos de los gigantes del sector, no es necesariamente hacer el bien. Y es que la única forma de monetizar a los miles de millones de personas que no tienen acceso a internet es, precisamente, garantizárselo.
Los países emergentes son una de las claves en el futuro de empresas como Facebook. Incluso Google, que parece estar por encima del bien y del mal, tiene que llegar lo antes posible con todos sus productos (buscador, correo y sistema operativo móvil, principalmente). Los drones son una de las primeras medidas, ya que podrían convertirse en el método más económico (son mucho más baratos que los satélites) para conseguir conexiones en lugares remotos o en los que simplemente no sea rentable montar la infraestructura.
Así pues, parece que el siguiente gran paso en la democratización de la tecnología será dado por las compañías del sector. Y es que llega un punto en el que es más barato comprar nuevos usuarios que buscar nuevas formas de exprimir a los actuales. Si Facebook ya ha conseguido llegar a todos los internautas del mundo (porque a estas alturas si alguien no está en la red social de Mark Zuckerberg es porque no quiere o no puede, pero no porque no la conozca), la única forma de crecer es crear más internautas.
En el mercado móvil comienza a ocurrir algo parecido. Durante muchos años los fabricantes han ignorado la gama baja y, en menor medida, la media. Básicamente, vendían versiones descafeinadas -de máquina, con sacarina y en vaso corto- de sus buques insignia ¿Quieres un Galaxy S5 y no te lo puedes permitir? Pues cómprate un Galaxy Young, que también es galáctico.
El problema está en que, como quedó demostrado hace unos años, el sistema de zidanes y pavones no funciona. La gente quiere ver la clase de Zidane y los goles de Ronaldo, no los centros de Pavón o los desmarques de Portillo. La magia se agotará tarde o temprano y tocará reconstrucción y muchas veces el detonante es quien menos esperas. El mundo, a veces, termina en Alcorcón.
Samsung todavía está lejos de una debacle de estas proporciones, pero debe comenzar a observar las estrategias de sus rivales. Nokia ya dio con la clave hace más de un año con sus Lumia 520, 620 y 720 y ahora ha sido Motorola la que ha tomado el testigo. Y es que, al fin y al cabo, no hay mucha diferencia entre vender cien teléfonos a 1.000 euros o mil a 100 (si no tenemos en cuenta el coste de fabricación o la importancia de tener una base fiel de usuarios, claro).
El caso es que poco a poco van llegando terminales de calidad a la gama baja del mercado. Están lejos de ser perfectos, pero están cuidados y la experiencia es buena. Moto E, presentado esta misma semana por Motorola, es el último ejemplo. Su procesador de dos núcleos a 1,2 GHz y su solitario GB de RAM no pueden competir con, por ejemplo, los componentes del HTC One, pero por lo que cuesta uno de los teléfonos de HTC (729 euros) se pueden comprar unidades de Moto E (que cuesta 119 euros) para una familia numerosa, perro incluido. En países emergentes es una cantidad elevada, pero, al menos, asequible.
Y es esto, y no las cámaras de 20 megapíxeles o los escáneres de huella dactilar, lo que llevará internet a los próximos 1.000 millones de usuarios. Montados en drones.
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