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CINCO CAMBIOS RADICALES EN LA EMPRESA DE BILL GATES

Satya Nadella logra en un año que Microsoft evolucione más que Pokémon

La retirada de Steve Ballmer —anunciada en agosto de 2013 y efectiva el 4 de febrero del año pasado— supuso la llegada de Satya Nadella como nuevo CEO de Microsoft. Solo lleva un año a los mandos de la compañía, pero ya se nota que sabe llevar el volante.

Satya Nadella

Satya Nadella, CEO de Microsoft, dándose un chapuzón Microsoft

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Satya Nadella se puso al frente de Microsoft hace poco más de un año con la complicada tarea de suceder a Steve Ballmer. No era un trabajo fácil, pero no porque las comparaciones con el antiguo directivo fuesen a poner a Nadella en mal lugar, sino sencillamente porque la compañía estaba en una situación compleja. En gran parte, claro, gracias a un Ballmer que, aun con sus virtudes, representa a la casta del sector y el cuñadismo tecnológico. Pero el nuevo CEO llega como los Scorpions: calvo y con vientos de cambio.

Aunque no todo lo que ha ocurrido desde la llegada de Nadella ha sido su decisión, sí es cierto que podría haber parado cualquier desarrollo. Y lo que es innegable es que la firma de Redmond ha cambiado mucho en estos 12 meses sin llegar a perder su esencia. Como un Pokémon que evoluciona, cualquiera puede reconocer a la Microsoft de siempre en una nueva versión más potente y estilizada.

Una de las claves ya la dejó bien clara el nuevo CEO nada más llegar: apostar por la nube. Y no solo lo han hecho de forma directa, sino también indirecta: Windows ya no es la intocable vaca sagrada de Microsoft. No ha dejado de dar leche, pero ahora es una vaca más que sale a pastar con las otras. Y si esto supone que hay que cargarse Windows 8 y hacer filetes con el sistema operativo, pues se hacen. ¿Lo mejor? Que esto es algo que ha gustado mucho dentro de la empresa. Los empleados están con el nuevo jefe.

Windows 10 será un paso atrás de esos que claramente se toman para coger carrerilla. Si te tropiezas con una piedra tal vez la respuesta no es continuar el camino mirando el suelo, sino volver con una apisonadora y un plan. En este caso el plan pasa por remodelar todo el ecosistema y no cerrar los ojos y taparse los oídos cuando habla el mercado. Ballmer se rió del iPhone; Nadella utiliza un iPad en sus presentaciones.

Puede sonar a perogrullada, pero en realidad es un movimiento complicado y valiente: si el público prefiere los dispositivos de tu mayor rival no es mala idea ofrecerle otros productos de calidad como las versiones móviles de Office o —sobre todo— Outlook. Parece mentira, pero actualmente la aplicación de correo de Microsoft tiene mucho mejor aspecto que la de Apple o incluso que el nuevo Gmail (y eso por no hablar de una versión de escritorio más cercana en diseño a los tiempos del gif del bebé que baila que a las tendencias actuales). Minipunto para Nadella.

Windows Phone es otro de los pilares de esta reconversión, aunque esto es anterior a Satya. En cualquier caso, la firma continúa con su apuesta por las gamas bajas y medias y ofrece un producto diferenciado y con personalidad. Es posible tener un terminal de entrada distinto a todo lo demás. Ahora la clave es fidelizar al público al que atraen con un diseño atrevido y una interfaz basada en baldosas

Por último —pero en absoluto menos importante— está la innovación. De repente Microsoft no se dedica a seguir el camino que muestran otros, sino que lo marca, algo que no ocurría desde hacía lustros. Hololens tal vez no sea el futuro de la informática, pero podría serlo. Las gafas de realidad aumentada nos dejaron boquiabiertos y centraron la conversación en el producto y sus posibilidades en lugar de en lo mal que lo hace la compañía o en cuándo llegará su caída definitiva. Satya Nadella puede no ser el único artífice de todo esto, pero algo de culpa tiene. Y solo ha necesitado un año.

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