NUEVA INVESTIGACIÓN
La dopamina indica cuando se puede olvidar un miedo
El avance es muy importante para tratar trastornos como la ansiedad o el estrés postraumático.

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La escritora estadounidense Verónica Roth, autora de la saga Divergente, aseguraba que "el miedo no te paraliza; te despierta". Y quizás, pese a las respuestas instintivas presente en la mayoría de los seres vivos, los humanos podríamos tener alguna diferencia.
En 2020, el laboratorio de Susumu Tonegawa, neurocientífico del MIT, demostró que aprender a tener miedo, y luego aprender cuándo ya no es necesario, resulta de una competencia entre poblaciones de células en la región amigdalina del cerebro.
Cuando un ratón aprende que un lugar es "peligroso" (porque recibe una pequeña descarga eléctrica en el pie), el recuerdo del miedo es codificado por neuronas en la amígdala basolateral anterior (aBLA) que expresan el gen Rspo2. Cuando el ratón aprende que un lugar ya no está asociado con el peligro (porque espera allí y la descarga no se repite), las neuronas en la amígdala basolateral posterior (pBLA) que expresan el gen Ppp1r1b codifican un nuevo recuerdo de extinción del miedo que supera el temor original.
Esas mismas neuronas codifican sentimientos de recompensa, lo que ayuda a explicar por qué nos sentimos tan bien cuando nos damos cuenta de que un peligro esperado ha disminuido.
Ahora, un nuevo estudio realizado en ratones, también por un equipo liderado por Tonegawa muestra que el "despertador" del cerebro es la liberación de dopamina a lo largo de un circuito cerebral interregional específico. Esto significa, básicamente, que existe un mecanismo potencialmente crítico para la salud mental, uno que restaura la calma cuando funciona, pero prolonga la ansiedad o incluso el trastorno de estrés postraumático cuando no lo hace.
"La dopamina es esencial para iniciar la extinción del miedo – señala Michele Pignatelli di Spinazzola, coautor del estudio -. Nuestra investigación revela un mecanismo preciso por el cual la dopamina ayuda al cerebro a desaprender el miedo. Descubrimos que la dopamina activa neuronas específicas de la amígdala vinculadas a la recompensa, lo que a su vez impulsa la extinción del miedo. Ahora vemos que desaprender el miedo no se trata solo de suprimirlo, sino de un proceso de aprendizaje positivo impulsado por el sistema de recompensa del cerebro. Esto abre nuevas vías para comprender y, potencialmente, tratar los trastornos relacionados con el miedo, como el TEPT (trastorno por estrés postraumático)".

Pero el despertador de todo el sistema debía haber un responsable y uno de los sospechosos habituales es el ATV o área tegmental ventral, una región conocida por codificar experiencias sorprendentes e instruir al cerebro, mediante dopamina, para que aprenda de ellas.
El primer experimento que realizó el equipo de Tonegawa estaba destinado a rastrear circuitos neuronales y determinar si las células del ATV y la amígdala se conectan, y cómo lo hacen. Y encontraron un patrón claro: un grupo específico de neuronas (las Rspo2) eran el objetivo de las neuronas dopaminérgicas en los lados anterior, izquierdo y derecho del ATV. Las neuronas Ppp1r1b recibían información dopaminérgica de las neuronas en las secciones central y posterior del ATV.
El rastreo de circuitos mostró que la dopamina está disponible para las neuronas de la amígdala que codifican el miedo.
La dopamina cumple muchas funciones, así que la siguiente pregunta fue si su actividad en la amígdala realmente se correlacionaba con la codificación y la extinción del miedo. Utilizando un método para rastrearla y visualizarla en el cerebro, el equipo observó la dopamina en la amígdala mientras los ratones se sometían a un experimento de tres días. El primer día, fueron a un recinto donde experimentaron tres pequeñas descargas en las patas. El segundo día, regresaron al recinto durante 45 minutos, donde no experimentaron más descargas; al principio, los ratones se quedaron paralizados por el miedo, pero luego se relajaron después de unos 15 minutos. El día 3, volvieron a evaluar si efectivamente habían extinguido el miedo que mostraron al comienzo del día 2.
El seguimiento de la actividad dopaminérgica reveló que, durante las descargas del día 1, las neuronas Rspo2 mostraron una mayor respuesta a la dopamina, pero en los primeros momentos del día 2, cuando las descargas previstas no se produjeron y los ratones disminuyeron su inmovilización por miedo, las neuronas Ppp1r1b mostraron una actividad dopaminérgica más intensa. Más sorprendente aún, los ratones que aprendieron a extinguir su miedo con mayor intensidad también mostraron la mayor señal de dopamina en esas neuronas.
"El aprendizaje y la extinción del miedo proporcionan un marco sólido para estudiar la ansiedad generalizada y el TEPT – concluye di Spinazzola -. Nuestro estudio investiga los mecanismos subyacentes, lo que sugiere múltiples dianas para un enfoque traslacional como el pBLA y el uso de la modulación dopaminérgica".
Pese a las buenas noticias, los autores del estudio concluyen con una nota de cautela: si bien han identificado la señal de aprendizaje para anular el miedo, el fenómeno más amplio de la extinción del miedo ocurre en todo el cerebro, y no solo en este circuito. Por lo que es necesario seguir investigando, pero ya en un sendero bastante claro.
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