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DESCUBREN PROTEÍNAS CLAVES EN EL PROCESO DE FERTILIZACIÓN

Más cerca de la llegada del anticonceptivo masculino

Científicos argentinos han localizado, mediante un experimento con roedores, una serie de proteínas que resultan claves en el proceso de fertilización. Si se confirma que esta misma proteína también se encuentra en los seres humanos, podría llevar en un futuro a desarrollar anticonceptivos masculinos.

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Poco a poco vamos avanzando pasos hacia la consecución de un objetivo más que solicitado en nuestra sociedad actual: el anticonceptivo masculino.

Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) de Buenos Aires (Argentina) ha logrado identificar una serie de proteínas clave en el proceso de fertilización. Concretamente, los expertos han expuesto la importancia del rol de la proteína CRISP1 en la interacción entre espermatozoide y ovocito durante la fertilización. Una de las proteínas del inicio de la vida.

Los científicos llevaron a cabo diversos experimentos con ratones y pudieron localizar cómo la proteína CRISP1 actuaba como un potente imán, atrayendo a los gametos en el proceso reproductivo. Esta proteína es fabricada por un órgano adyacente al testículo -situado en el borde posterior-, que no es sino el epidídimo, la zona donde maduran y se almacenan los espermatozoides. Esta atracción química está asociada a su efecto regulador del principal canal de calcio del espermatozoide, CatSper, crucial para la fertilización, ya que Catsper controla el flujo de calcio hacia el interior de la cola del espermatozoide.

Así, gracias a las pruebas con roedores, los expertos demostraron la presencia de CRISP1 en todo el tracto femenino, incluyendo las células del cumulus oophorus, el grupo de células que rodea al ovocito tanto en el folículo ovárico como después de la ovulación: “Existe una proteína en anfibios llamada alurina que es muy parecida a CRISP1, es secretada por el oviducto, se une a una capa que rodea al ovocito equivalente al cumulus de mamíferos y, además, es quimioatractante de espermatozoides, lo cual es sumamente importante para especies de fertilización externa. Pensamos entonces que quizá existía una CRISP femenina en mamíferos con esas propiedades, que es lo que en este trabajo se demuestra”, explica  Patricia Cuasnicú, líder de la investigación.

En el caso de que se confirme que esta misma proteína también se encuentra en los seres humanos, podría conducir, en el futuro, al desarrollo de anticonceptivos masculinos y también para poder realizar una selección de los espermatozoides más idóneos para las técnicas de fertilización in vitro. Lo cierto es que, por el momento, conocemos que existe una proteína equivalente a CRISP1 en los espermatozoides humanos que cumple los mismos roles que en el ratón, pero se desconoce si, como se ha confirmado en los roedores, también está presente en el tracto reproductivo de la mujer.

El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista The Journal of Cell Biology.

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