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LOS CHICOS LAS PREFIEREN TATUADAS

Los hombres creen que las chicas tatuadas son más fáciles

Llevar un tatuaje funciona en la cabeza de los hombres como el uso de determinados maquillajes o de conjuntos de ropa sexy: una señal usada por las mujeres para mejorar su atractivo ante ellos.

La atracción de los tatuajes, en un curioso estudio científico

La atracción de los tatuajes, en un curioso estudio científico Coreyu en Flickr

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Desde un punto de vista evolutivo, los hombres viven bajo la presión de diseminar sus genes y, por tanto, instintivamente tratan de aumentar sus parejas sexuales. En ese contexto, todas las señales físicas que puedan obtener sobre la receptividad de una mujer son muy tenidas en cuenta para mejorar sus opciones y administrar bien sus recursos. Y una de estas señales son los tatuajes en la piel de las mujeres que, para los hombres, indican que son más propensas a mantener una relación sexual —lo cual no implica, claro, que lo sean realmente—.

¿Los hombres las consideran más fáciles, más accesibles o más atractivas? Saquen sus conclusiones a partir del estudio realizado en Francia por el reconocido psicólogo social Nicolas Guéguen, que acaba de publicarse. Para comprobar cómo reaccionan los hombres ante una mujer tatuada, quiso poner a prueba a una multitud de ellos en dos experimentos propios de los programas de cámara oculta. Tras seleccionar a un grupo de once veinteañeras atractivas, se las mandó repetidas veces a tres concurridas playas: debían llegar en su bikini rojo, extender su toalla, tumbarse boca abajo y leer durante 60 minutos. Si ningún chico se acercaba a ella, se iba sin más.

A cada una de estas chicas se las mandó a hacer la prueba 20 veces. Pero en diez ocasiones se les colocó un vistoso tatuaje en forma de mariposa de 10 centímetros de ancho en la parte baja de la espalda, bien visible mientras leía sobre la toalla. En total, 220 pruebas observadas de cerca por un investigador. El resultado: las mujeres con tatuaje recibieron más visitas de desconocidos en su toalla y más rápidamente. Recordemos que esas chicas competían en atractivo consigo mismas, entre su versión con o sin tinta decorativa en su espalda.

A las chicas, cuando no llevaban tatuaje, les entraron 11 veces; mientras que cuando iban tatuadas provocaron más del doble de encuentros: 26 chicos se acercaron a ellas. Sin tatuaje, los once muchachos tardaron una media de 35 minutos en armarse de valor; con tatuaje, los 26 jóvenes que se acercaron a ellas lo hicieron al cabo de unos 24 minutos de media. Pero no acaba aquí el estudio, que acaba de publicarse en la revista especializada Archives of Sexual Behaviour.

Mandaron a estas chicas otras 440 veces más a estas playas con la única intención de preguntar a los hombres que estaban a su alrededor sobre ellas: si eran atractivas, si creían que las podrían conquistar y si pensaban que serían de las que tienen sexo en la primera cita. Apenas hubo diferencias en cuanto a su atractivo: las puntuaron en torno al 7 en una escala del 1 al 9 tanto con tattoo como sin él. Sin embargo, los hombres creían que la chica tatuada era más accesible para una cita (6,8 sobre 9) que si no tenía tatuaje (5,4 sobre 9). A ojos de los hombres, la chica también era más proclive al sexo en la primera cita en su versión tatuada (6,3 sobre 9) que en su versión libre de tinta (4,5 sobre 9).

“Los participantes calificaron la probabilidad de tener una cita o tener relaciones sexuales con nuestras compinches tatuadas era muy superior”, explica Guéguen. Y continúa: “Lo que revela que los hombres piensan que las mujeres se comportan de manera congruente con el estereotipo de promiscuidad asociada con los tatuajes también en un entorno real”. Desde una perspectiva evolutiva, llevar un tatuaje funcionaría en la cabeza de los hombres como el uso de determinados maquillajes o de conjuntos de ropa sexy: una señal usada por las mujeres para mejorar su atractivo ante los hombres y lograr atraerlos en mayor número.

“Desde el mismo punto de vista evolutivo, los hombres prefieren elegir varias parejas para mejorar las oportunidades de difundir sus genes. Por eso, prestan más atención a las mujeres que parecen ser más receptivas sexualmente. Si los hombres interpretan un tatuaje como signo de mayor receptividad e interés sexual, entonces probablemente deducen que aumentan sus posibilidades de tener relaciones sexuales con una mujer tatuada. Y, por tanto, las de diseminar de sus genes si lo intentan con estas mujeres”, razona el investigador de la Universidad del Sur de Bretaña.

Otras investigaciones previas ya han demostrado que los hombres encuentran más atractivas y atrayentes a las mujeres maquilladas, con ropa sexy y preferiblemente de color rojo. Y lo que es más importante: las mujeres son conscientes de que su apariencia física, enmarcada en este tipo de señales, influyen en el comportamiento de los hombres.

Los de Guéguen no son los primeros experimentos que prueban esa mirada sucia de los hombres hacia las tatuadas. Lo valioso de este trabajo es que se realiza en una situación de ligoteo real, en el que el varón analiza por entero la situación y debe poner “en riesgo” su orgullo. Anteriormente se habían realizado estudios similares pero con participantes escogidos puntuando fotos en la tranquilidad de un laboratorio. Además, el estudio se realiza en Francia, donde el 12% de las jóvenes tienen algún tatuaje, quizá un entorno más similar al que podamos encontrar en España.

Pero, ¿de dónde viene este prejuicio de los hombres hacia los tatuajes? En un estudio de 2007, realizado por el University College de Londres, se señalaba que a las mujeres tatuadas se las ve como más promiscuas, más propensas a las borracheras y menos atractivas. Más allá, varios trabajos previos muestran una importante relación entre los tatuajes y una conducta sexual más liberada, sobre todo entre los jóvenes. En concreto, las mujeres australianas con tatuajes habían tenido a lo largo de su vida muchas más parejas sexuales que las no tatuadas.

Según un estudio polaco, las mujeres tatuadas (también los hombres) serían más activas sexualmente, mucho más precoces, más propensas a que el sexo oral forme parte de su rutina en la cama y mucho menos religiosas. En lo que coinciden casi todos los estudios es en que buena parte de las personas que se realizan un tatuaje lo hacen con la intención de aumentar su atractivo sexual.

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