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MIRA FIJAMENTE A ESTE PÉNDULO Y CONCÉNTRATE...

Cinco preguntas sobre la hipnosis que solo responde la ciencia

Si hay una frontera lo suficientemente difusa entre ciencia y superchería es la que dibuja la hipnosis y todo la relacionado con el estado mental generado a través del hipnotismo o las técnicas de hipnoterapia.

La palabra clave que no debe separase nunca de la hipnosis es ‘sugestión’

La palabra clave que no debe separase nunca de la hipnosis es ‘sugestión’ le.monde.de.momo.

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El desconocimiento acerca de la hipnosis es brutal, y el aprovechamiento que de ello hace la pseudociencia es proporcional a la sugestión que pretenden esconde ¿Hasta qué punto la hipnoterapia es científicamente efectiva? ¿Puede hipnotizarse cualquiera? ¿Pueden inducirse recuerdos o voluntades en el hipnotizado que no lo harían en un estado normal de conciencia?

La hipnosis no es una técnica moderna. Desde que el hombre es hombre ha intentado imponer a sus semejantes sus principios y voluntades, por las malas (guerras, conquistas y religiones) o por las buenas (educación, tradición...). La hipnosis no es más que la búsqueda de estados sugestivos mediante técnicas de relajación física y psíquica para someter (falsamente) al prójimo a tu voluntad.

En Egipto, los sumos sacerdotes disfrazaban esta sugestión con el magnetismo directo de Imotep (dios de la curación), mientras que en Grecia los hierofantes de los llamados Templos del Sueño magnetizaban con fines curativos a los crédulos mediante inducciones hipnóticas. Lo que realmente hacían en sugerir estados placenteros y consejos curativos durante la fase de relajación absoluta y previa al sueño.

Pero sería un error olvidar que la ciencia ha estudiado o utilizado durante años la hipnosis como terapia en la psicología e incluso en la odontología. Hablar exclusivamente de el hipnotismo como espectáculo televisivo de feriantes sería un inmenso error que escandalizaría a Franz Anton Mesmer, padre del mesmerismo o magnetismo animal, o al mismísimo Freud, que utilizó la hipnosis hasta que la sustituyó por el método psicoanalítico

La palabra clave que no debe separase nunca de la hipnosis es "sugestión". Todos los procesos hipnóticos se explican por la sugestión y el falso sometimiento de la voluntad del hipnotizado. Esto nos llega a la primera gran pregunta:

¿Existe pérdida de voluntad absoluta del sujeto hipnotizado durante el mal llamado "trance"?

No para la ciencia. Durante el proceso hipnótico, todas las reacciones suscitadas en el hipnotizado son producto de su voluntad y su percepción es la contraria solo por el éxito del discurso de su hipnotizador.

Esto se explica muy bien con un ejemplo. ¿Podrías hacerte daño dejando de respirar, dándote pellizcos o arañazos durante un sueño normal? Pues el proceso hipnótico es algo parecido. Al final el control es siempre de la voluntad del sujeto. El hipnotizador es el sujeto pasivo que vende un poder que existe sólo para el hipnotizado. Tampoco existe el trance, ni el falso sueño: todo es una parafernalia que ha evolucionado de antiguos ritos hinchados. La prueba es que la sugestión hipnótica funciona en conciencias bien despiertas. Basta ver el éxito de muchas de las técnicas publicitarias más modernas.

Así, jamás un hipnotizado hará nada que esté fuera de su moralidad o legalidad que no haría en un estado de "conciencia" normal y relajación o confianza absoluta. Al final la hipnosis no es más que una estrategia de autocontrol que ayuda a que la persona pueda canalizar sus voluntades disfrazadas o confundidas por estados de estrés o ansiedad.

"Pues yo he visto a hipnotizados haciendo el ridículo en televisión para luego arrepentirse", dirás. En el peor de los casos esa es parte de la sugestión inculcada por el feriante. Lograr un estado de confianza y desinhibición en sus falsos subordinados. Es parte del clima del programa. Un presentador de 'late night' con pericia puede hacerte decir las tonterías que jamás dirías delante de un presentador del Telediario. Eso también es sugestión del presentador y del contexto.

¿Los hipnotizados dicen siempre la verdad?

Este es el mito más peligroso y tendencioso que rodea a toda la parafernalia hipnótica. Si el paciente tiene control absoluto sobre su voluntad jamás dirá o revelará (voluntariamente) nada de lo que no desee. Ni recordará cosas que no haría en estados de máxima relajación.

El paciente podrá mentir y engañar también a su hipnotizador y lo único que le diferenciará en su estado hipnótico-distendido es la mayor confianza en todo aquello que diga o piense. Esto le lleva a que sea incapaz de distinguir un recuerdo verdadero de otro falso y ahí es donde el hipnotizador puede falsear su trabajo.

¿Puede inducir la hipnosis la recuperación de recuerdos olvidados o de vidas pasadas?

La respuesta corta es no. La excusa larga es que la hipnosis facilita la relajación y un estado mental compatible con el más profundo de los recuerdos. Luego nada de lo que no seas capaz de recordar en un buen spa o tomando el sol en la playa lo harás detrás de un péndulo. El resto no es más que una técnica para recuperar mediante ingeniería social o análisis estadístico recuerdos familiares o inventados que se inculcarán al hipnotizado en el falso trance para intentar hacerlos suyos.

El famoso "trance hipnótico" no es más que un estado donde las personas sugestionables lo son aún más llevadas por el magnetismo de su hipnotizador. El ejemplo aquí es sencillo: imagina que cuentas una historia fantástica de superhéroes y princesas a un ingeniero de telecomunicaciones donde él es el protagonista. Ahora imagina que esa misma historia se la cuentas a un niño y vas haciéndole partícipe de ella. Llegará un momento en que el niño levantará la mano queriendo volar contigo. Es el famoso trance del telepredicador y de sus tropecientos fieles repitiendo y gritando sus consignas. Eso es sugestión y depende de cada persona. Esto nos lleva a una de las dudas más importantes sobre técnicas de hipnoterapia.

¿Todo el mundo puede ser hipnotizado?

Todo el mundo es sugestionable, pero basta con tener un pequeño miedo racional a la hipnosis para no poder ser hipnotizado con éxito. Eso lo saben muy bien los que seleccionan a los espectadores en programas o espectáculos de hipnotismo. Es decir, tu voluntad sigue siendo el centro del proceso y nada ni nadie podrá 'drogarte' psicológicamente para intentar doblegarla.

Además, hay un estudio que demuestra empíricamente que en las personas menos receptivas a terapias hipnóticas la actividad de las áreas del cerebro relacionadas con la atención y la toma de decisiones es más baja, dentro de la lógica que requiere el cerebro de los individuos menos sugestionables. Recuerden: niño o ingeniero de telecomunicaciones.

¿Puede hipnotizar cualquiera?

Sí… de alguna u otra forma cualquiera puede influir en la conciencia ajena sugestionando y manipulando falsamente voluntades para intentar levantar en su hipnotizado una mueca. Yo te avisé al principio que te iba a hipnotizar y hasta aquí has llegado bajo mi voluntad.

Funciona, ¿no?

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