PROTEÍNA MODIFICADA
Una nueva forma de tratar las enfermedades autoinmunes
"Nuestro estudio podría impulsar terapias para diferentes enfermedades humanas", señalan los responsables del avance.

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A menudo se dice que nuestro cuerpo es un templo, una frase que busca que lo cuidemos y preservemos lo mejor posible… El problema es cuando los "habitantes" de ese templo son lo que se dedican a atacarlo. De eso se tratan las enfermedades autoinmunes.
Nuestro sistema inmunitario es el responsable de detectar automáticamente sustancias que no deberían estar en nuestro cuerpo (como virus, bacterias o toxinas) y envía glóbulos blancos para eliminarlas antes de que puedan hacernos daño.
Si padeces una enfermedad autoinmune, tu sistema inmunitario está más activo de lo que debería, lo que repercute en nuestra salud, nuestra calidad de vida y, al ser crónica, solo hay tratamientos paliativos, pero no curativos.
En España, de acuerdo con datos de la Sociedad Española de Reumatología, el 4% de la población padece una enfermedad autoinmune sistémica y el 75% de los afectados son mujeres. Tratar estas dolencias, desde todos los frentes posibles, es una constante preocupación para los científicos que prueban con cientos de estrategias. Y la última de ellas podría ser muy efectiva.
Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunitario que se encargan de "etiquetar" las células dañinas para que el sistema inmunitario las detecte. Los tratamientos centrados en las células T (una de las armas de nuestro sistema inmune) han sido difíciles de conseguir, ya que bloquear su acción debilita ampliamente el sistema inmunitario y aumenta el riesgo de infecciones y cáncer.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Cell, explica cómo una proteína modificada desactiva el tipo de células inmunitarias con mayor probabilidad de dañar los tejidos en casos de diabetes tipo 1, hepatitis y esclerosis múltiple.
El estudio reveló que mantener unidos dos grupos de proteínas en las células T, incluyendo uno que se encuentra con mayor frecuencia en las células T implicadas en enfermedades autoinmunes, desactiva dichas células T de forma limitada, en pocas palabras: la modificación de la proteína evita que estas células nos ataquen en lugar de defendernos.
El hallazgo se basó en la biología recién descubierta por el equipo liderado por Jun Wang, para diseñar un anticuerpo que se unía a dos complejos de señalización de células T, el receptor de células T y el punto de control LAG-3, manteniéndolos estrechamente unidos y eliminando el daño autoinmune en tres modelos murinos de la enfermedad.
"Nuestros hallazgos revelan un complejo mecanismo que permite un enfoque terapéutico cuidadoso para las enfermedades autoinmunes causadas por células T, que actualmente carecen de inmunoterapias eficaces", explicaWang.
La clave está en que, en las células T, hay unos receptores y puntos de control (TCR) que actúan como las muescas en una llave: reconocen el perfil de las bacterias y los virus y al activar los receptores y controles, activan también la célula T, es decir, abren la puerta a la defensa en las células T. Algunos puntos de control como LAG-3 también son activados por socios de señalización específicos, pero cuando esto ocurre, tienen el efecto contrario de los TCR y anulan la actividad de la célula T.
Y a eso hay que sumarle un obstáculo más: las moléculas que activan los TCR deben ser presentadas a las células T por otro conjunto de células inmunitarias que "absorben" sustancias extrañas (p. ej., microbianas) o corporales y muestran, a través de proteínas llamadas complejos mayores de histocompatibilidad (MHC-II), qué células T deben activarse.
"Descubrimos que, a medida que la superficie de una célula T se acerca al MHC-II que presenta su molécula activadora, el receptor de la célula T se acerca particularmente a LAG-3 – añade Jasper Du, coautor del estudio -. Por primera vez, descubrimos que esta proximidad es fundamental para la capacidad de LAG-3 de reducir la actividad de las células T".
Basándose en el descubrimiento del papel crucial de la proximidad del TCR en la función de LAG-3, el equipo de Wang diseñó una molécula que refuerza la proximidad LAG-3/TCR para lograr una mejor inhibición del TCR. Básicamente, le dieron al sistema inmune una llave mejor para identificar a los malos y no confundirse.
En modelos autoinmunes de hepatitis, el tratamiento con BiTS redujo la infiltración de células T y el daño hepático. También fue efectivo en casos de diabetes Tipo I.
"Nuestro estudio amplía la comprensión de la biología de LAG-3 y podría impulsar diseños terapéuticos basados en la proximidad y guiados espacialmente, como inmunoterapia para otras enfermedades humanas", concluye Wang.
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