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NO SE USARÁN EMBRIONES

Harvard ignora la polémica china y editará el ADN de espermatozoides

El investigador Werner Neuhausser planea modificar el genoma de las células sexuales masculinas para comprobar si es posible reducir el riesgo de desarrollar alzhéimer en bebés concebidos por reproducción asistida.

El científico usará la herramienta de edición genética CRISPR

El científico usará la herramienta de edición genética CRISPR MIP I Flickr

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La noticia ha convulsionado la comunidad científica: el pasado mes de noviembre, el investigador chino He Jiankui afirmó haber creado los primeros bebés editados genéticamente. Según anunciaba sin reparos, él y su equipo habrían modificado el ADN de un embrión para concebir por inseminación artificial dos niñas gemelas resistentes al virus de la inmunodeficiencia humana (el VIH).

Y para avivar aún más la polémica, He ha sugerido que las hermanas podrían no ser las únicas. Al parecer, otras seis parejas habrían aceptado someterse a las pruebas y participar en el programa de este experto que desafía los límites éticos de la edición genética amparado por la laxitud de la regulación china. Está poniendo en peligro la salud de los pequeños, pues no se sabe el efecto que tendrán los cambios introducidos. En Europa, su trabajo se consideraría absolutamente ilegal.

Sin embargo, el uso de técnicas de modificación de ADN para prevenir el desarrollo de enfermedades en futuros bebés no es una práctica descartada por los científicos. Un ejemplo es el del médico e investigador en biología reproductiva Werner Neuhausser, del Centro de Células Madre de la Universidad de Harvard.

Sin olvidar que existen líneas que no deben sobrepasarse, este experto austríaco planea utilizar las famosas tijeras moleculares CRISPR —las mismas empleadas por He— para editar el ADN de espermatozoides. Quiere comprobar si es posible modificar los genes de estas células sexuales para concebir niños por reproducción asistida con un riesgo reducido de desarrollar alzhéimer en la edad adulta.

Diferencias y similitudes con el caso chino

Hay que tener claro que, a pesar de tener puntos en común, la investigación que plantea Neuhausse presenta importantes diferencias respecto al trabajo del científico asiático. Su mayor similitud es que ambas se basan en editar el material genético de células de la línea germinal humana —un término que comprende a óvulos, espermatozoides y embriones— y que, por tanto, los cambios en el ADN no solo acompañarán al futuro bebé durante toda su vida, sino que serán transferidos a su descendencia.

Pero a diferencia de He, el experto de Harvard no va a trabajar con embriones, al menos de momento. Como la europea, la legislación estadounidense no lo permite. Por ahora, Neuhausse y su equipo se encuentran en una fase inicial, experimentando con espermatozoides obtenidos en una red de clínicas de reproducción asistida de Boston.

No obstante, el objetivo final del investigador de Harvard se parece bastante al del asiático: concebir niños con genes modificados para prevenir enfermedades. Lo cierto es que, a pesar de condenar el atrevimiento de He, que ha pasado por alto los riesgos asociados al uso de las actuales herramientas de edición genética, la comunidad científica sabe que la edición genética para alterar el ADN de la descendencia ofrece enormes posibilidades y está cada vez más cerca de convertirse en una realidad.

Neuhausser y su equipo editan el ADN de espermatozoides
Neuhausser y su equipo editan el ADN de espermatozoides | Wikimedia

El mismísimo decano de la Facultad de Medicina de Harvard, George Daley, considera que He ha dado pasos equivocados, pero en la dirección correcta. “El hecho de que el primer caso de línea germinal humana editada se haya dado a conocer como un paso en falso no puede, de ninguna manera, llevarnos a enterrar la cabeza en la arena. Es momento de empezar a dibujar las líneas de lo que sería una ruta para aplicarlo a nivel clínico”, ha asegurado.

Asimismo, Daley ve “absolutamente claro” que se trata de una “tecnología científica transformadora con grandes posibilidades en el ámbito médico”, según explicó durante una cumbre internacional sobre edición genética humana celebrada en Hong Kong a finales del mes pasado. La modificación del ADN de forma temprana permitiría, dijo, eliminar mutaciones como las que provocan cáncer infantil o fibrosis quística.

El proyecto de Harvard

Neuhausser y su equipo trabajan ya para manipular el gen ApoE, relacionado con el riesgo de desarrollar alzhéimer. Este médico e investigador vaticina un futuro en el que los embriones serán analizados detalladamente, seleccionados y en algunos casos alterados utilizando CRISPR antes de ser implantados para mejorar la salud de los futuros bebés.

Aunque garantiza la total transparencia del proyecto —a diferencia de la opacidad en la que ha operado He—, el científico ya se ha encontrado con importantes obstáculos. Ni la Administración de Alimentos y Medicamentos ni los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses ven con buenos ojos las investigaciones sobre edición de embriones o células sexuales humanas. De hecho, si algún día quiere emplear el esperma modificado para engendrar un embrión, deberá hacerlo fuera de Boston.

Pero aún queda mucho camino por delante y los esfuerzos de Neuhausser se centran ahora en probar el potencial de las herramientas de edición genética. Por un lado, estas todavía no son lo suficientemente precisas ni seguras para su uso en humanos. Por otro, no tiene garantías de que introducir cambios en el gen ApoE reduzca realmente el riesgo de desarrollar alzhéimer, ya que, a pesar de haberse encontrado evidencias de su relación con esta enfermedad neurológica, no se ha probado fehacientemente que sea una de sus causas.

Como otros miembros de la comunidad científica, los expertos de Harvard apuestan por impulsar los avances que puedan repercutir en la salud de las personas, pero siempre considerando los riesgos, los límites y la seguridad de las tecnologías empleadas.

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