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EN LA CUEVA DE ALTXERRI, DEL PAÍS VACO

En busca del bisonte rupestre más antiguo de Europa

Un estudio de las pinturas de la cueva de Altxerri, en el País Vasco, aporta las fechas de carbono “más antiguas de todo el arte Paleolítico rupestre de Europa”.

el bisonte de Altxerri

Aitor Ruiz señala la zona superior de la galería en la que se encuentra el bisonte de Altxerri B / A.P.

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Para ver el que podría ser el bisonte rupestre más antiguo de Europa hay que trepar 14 metros por una resbaladiza chimenea de roca en la cueva de Altxerri, en Guipúzcoa. Hace más de 30.000 años, este enclave que hoy es considerado Patrimonio de la Humanidad tenía otra entrada mucho más accesible. Aún no se sabe cuánto tiempo hace que los humanos entraron en esta cueva para pintar un gran bisonte en un lienzo de roca de más de cuatro metros de largo. Ahora, más de 50 años después del descubrimiento de las pinturas en esta cueva, un nuevo estudio ha datado el yacimiento. Los resultados, sorprendentes, aportan “las dataciones de carbono 14 más antiguas de todo el arte Paleolítico rupestre de Europa”.

La pintura en sí es imposible de datar directamente pues, al contrario que en otros casos, no hay restos de calcita sobre ella que permitan indicar cuál es la antigüedad mínima de las pinturas. A cambio, los investigadores han datado tres huesos de animales, dos de ellos quemados en una posible hoguera hecha por humanos y hallados en el suelo a los pies de la imagen junto a restos de tinte de color ocre.

La datación con carbono 14 de esos restos apunta a que el entorno de Altxerri B tiene unos 39.000 años de antigüedad, es decir, más que las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet (Francia), una de las mejor conservadas de Europa, y otras famosas cuevas con arte rupestre en España.

“Las pinturas de Altxerri B son mucho más antiguas que los bisontes de Altamira”, explica a Materia Aitor Ruiz, investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) y coautor del estudio, publicado en el Journal of Human Evolution. “Estos están datados en unos 14.500 años antes del presente sin calibrar, mientras que las fechas que manejamos para Altxerri B son 20.000 años más antiguas”, comenta el investigador, que firma el estudio junto a otros tres investigadores de la Universidad de Burgos y la de Toulouse (Francia) . De hecho, resalta, “transcurrió más tiempo entre la realización de Altxerri B y la de los bisontes de Altamira que entre este último momento y la actualidad”.

El bisonte de Altxerri está entrelazado con otras figuras de animales, entre ellas, una poco común de un felino y otra de un oso, aunque para el ojo poco entrenado es prácticamente imposible distinguirlas. El hallazgo, explica el nuevo estudio, implica que el arte rupestre estaba mucho más extendido por Europa de lo que se pensaba en la etapa cultural conocida como Auriñaciense (que comenzó hace 38.000 años y duró unos 8.000  años).

Hace apenas dos décadas sólo se conocían un puñado de lugares con pinturas rupestres de esta antigüedad, como las de Chauvet, lo que contribuyó a ensalzar la valía de este yacimiento y a entender el arte en esta época como un hecho poco común. Estudios posteriores han destapado arte de esta antigüedad o incluso más en otros lugares, incluidos en Italia y yacimientos españoles, como el de la cueva de El Castillo, en Cantabria, donde está  la pintura rupestre más antigua de Europa: un disco de al menos 40.800 años.

Pero las pinturas de Altxerri B no se han datado de forma directa y por ello es imposible saber cuándo se hicieron. “Esas fechas prueban que la cavidad era accesible a los animales en época auriñaciense y el hecho de que uno de los huesos datados esté quemado puede indicar que hubo actividad humana de esa época”, opina João Zilhão, investigador ICREA que participó en la datación del arte rupestre en la cueva de El Castillo.

“No hay nada que esté indicando que las pinturas en la pared sean contemporáneas de esa posible actividad humana en época auriñaciense”, advierte Zilhão, que alerta del peligro de hacer suposiciones. “Si la cueva hubiera sido descubierta por un paisano que hubiera escrito en la pared “Aquí estuvo Paco antes que nadie”, ¿hubiéramos inferido del hecho que en el suelo de la cueva hay huesos con 34.000 años que Paco estuvo en la cueva hace 34.000 años? ¿O que la escritura y, puesto que estamos en ello, el mismo idioma castellano, nacieron en Altxerri hace 34.000 años?”.

Ruiz aduce que muchos otros yacimientos han sido datados de forma indirecta. “El porcentaje de pinturas datadas directamente es sencillamente irrisorio en comparación con el total”, señala.

El veterano prehistoriador Jean Clottes, uno de los expertos que dataron la cueva de Chauvet con carbono 14 y que más extensamente han estudiado el yacimiento, es más benevolente. “Estoy de acuerdo con el artículo que está bien hecho y hace una síntesis de lo que conocemos ahora sobre el inicio del arte paleolítico en Europa”, comenta. “Altxerri B es un conjunto menor, pero interesante por sus temas, el félido particularmente, y sus fechas antiguas”, añade Clottes.

Ruiz opina que el hecho de que sus fechas sean más antiguas que las de Chauvet u otros yacimientos es “anecdótico”. “Lo importante del estudio actual en Altxerri”, dice Ruiz, es que “vamos situando cada vez más puntos en el mapa correspondientes a cuevas con actividad gráfica Auriñaciense, algo impensable hace 20 años”. El estudio, que desvela pintura figurativa en fechas muy cercanas a las de la llegada de los primeros humanos modernos a Europa desde África, también contradice la teoría clásica de que el arte evolucionó de menos a más. “Todas ellas muestran un arte figurativo y complejo, lo que descarta una evolución lineal de lo más simple a lo más complejo en materia gráfica paleolítica”, concluye.

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