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SUSTANCIAS CORROSIVAS

Cómo utilizar amoniaco sin correr riesgos

La muerte de una mujer en Madrid intoxicada por amoniaco ha despertado todas las alarmas, y ha hecho que nos preguntemos cuáles son los peligros a los que nos exponemos usando este producto

Producto de limpieza

Producto de limpieza iStock

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La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) posiciona al amoniaco como una sustancia tóxica y perjudicial para nuestra salud. Se trata de un gas incoloro de olor muy penetrante producido tanto por la naturaleza como por los seres humanos, y compuesto por una parte de nitrógeno (N) y tres de hidrógeno (H3). Resulta curioso que la cantidad de amoniaco producida cada año por seres humanos sea casi la misma que la producida anualmente por la naturaleza.

La mayoría de la gente está muy familiarizada con el olor de este producto debido a su uso en sales aromáticas, detergentes de uso doméstico y productos de limpieza. Su frecuente uso hace que nos olvidemos de lo dañino que puede ser para nuestra salud, ya que nos puede causar graves lesiones en los ojos, pulmones, el aparato digestivo o incluso, puede provocarnos la muerte.

Esto fue lo que le sucedió a una joven de 30 años mientras limpiaba la cocina de su casa. La mujer comenzó a sentir mareos después de dos horas y entró en parada cardiorespiratoria, sin que los sanitarios pudieran hacer nada por ella cuando llegaron a la vivienda.

Al tratarse de una sustancia corrosiva, los principales efectos de su exposición ocurren en el sitio del contacto directo, por ejemplo la piel, los ojos o la boca. Si se derrama una botella de amoniaco concentrado en el suelo, al detectar un fuerte olor es probable que los ojos lagrimeen debido a la irritación. Por ello, es necesario enjuagarse con agua rápidamente para evitar que se produzcan lesiones graves que nos puedan generar ceguera permanente.

Entonces, ¿cómo puedo reducir el riesgo de exposición al amoniaco? Según la Agencia para sustancias tóxicas, lo primero que hay que hacer cuando lo estemos utilizando es asegurarnos de que las habitaciones tienen una ventilación adecuada. Debemos usar una ropa apropiada, como guantes y otros elementos para proteger la vista. Así, evitamos que las posibles salpicaduras nos produzcan quemaduras en la piel o en los ojos. También, es preferible evitar recipientes que puedan romperse fácilmente. Y algo muy importante es impedir que los niños tengan acceso a este producto.

Además de estas precauciones, existen otras alternativas para no estar en contacto con el amoniaco: para desinfectar el hogar podemos usar productos naturales como el limón o el vinagre. El vodka, además de ser una bebida alcohólica, es un eficaz sustitutivo del amoniaco. Por ejemplo, se puede emplear para desinfectar el colchón o limpiar las ventanas de la cocina. Otro sustitutivo es la mezcla de bicarbonato de sodio y vinagre, con ella se pueden lograr grandes resultados en la limpieza de nuestro hogar.

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