Manuel y Eustaquia Márquez vivían en Gibraltar cuando la verja estaba cerrada. Fue en 1982 cuando, tras casi 14 años cerrada, se volvió a abrir. A finales de los 60, los gibraltareños organizaron un referéndum para quedarse con el Reino Unido y Franco cerró la frontera, partiendo la vida de miles de familias de trabajadores españoles de la Línea de la Concepción.

A Manuel le separaron de su hermana, que vivía en Gibraltar con su marido. "Fue un cierre casi total y la única forma de comunicarse era irse a la verja echar cuatro lagrímas y cuatro gritos, chillarnos sin poder abrazarse, sin poderse comunicarse y los tragos que se pasan", recuerda.

Para acompañar a su hermana, Manuel emprendió su odisea, cogiendo un ferry hasta Tánger y desde allí, a Gibraltar, donde se quedó para siempre. "Pensé en ir ocho días a Gibraltar, pero esos ocho días se han convertido en 44 años", explica a laSexta Columna.

También se acuerda de uno de sus días más duros, cuando intentó saltar la frontera para ir al funeral de su padre. "Me agarré a los barrotes y me di cuenta de que había saltado. Había una garita con Guardias Civiles y me fui hacia ellos. Me rodearon, me tumbaron al suelo con pistola en mano y no me sacaron palabra. No me gusta recordar esto", asegura emocionado.