El Gobierno ampara el proceso pero cede la ejecución a los voluntarios. Silvia Soler es precisamente una voluntaria del 9N, en concreto presidenta de mesa de un instituto de Castelldefels. “Para mí es un orgullo. Lo único que pedí es que no se me compensara económicamente para ello”, asevera. Silvia se hizo voluntaria de la Asamblea Nacional hace dos años y medio: “Pensaba que era la única manera que tenía de ayudar a mi país”.
Dentro del instituto espera poder encontrase con “las mesas, las urnas, que habrán colocado todos los voluntarios”… Si se encuentra con que va la Policía a requisar las urnas, las defenderá: “Si se llevan la urna, me tendrán que llevar con ella”, asevera.
"Si hay mucha gente que vota que no, la consulta participativa valdrá igual"
Soler trabaja para la Administración Pública. Sin embargo, no teme que lo del 9N la vaya a traer problemas. “Yo los domingos no trabajo en la Administración Pública. Para mí es una responsabilidad y un orgullo inmenso poder estar el domingo allí, y es una de las mejores cosas que me han pasado en este último año”, confiesa.
Silvia asegura que no le ha llegado ninguna carta que le haya recomendado no participar en la consulta soberanista. Sin embargo, conoce a personas que trabajan en el mundo de la educación que “sí”.
El día de la votación por la independencia de Cataluña, Soler estima que habrá unos 45.000 voluntarios. De esos voluntarios, no conoce a ninguno que vaya a votar que no y además no “entiende” esa postura. También asegura que su papel se lo va a tomar con “el rigor que toca”: “Si hay ‘nos’ los contabilizaremos todos, uno a uno, y espero que haya muchos para contabilizarlos y compararlos”, asevera. Además, si hay mucha gente que vota que ‘no’, Silvia asevera que la consulta participativa valdrá igual. “No le quitará legitimidad”, comenta.