Un millón de euros. Ese es el botín recaudado por un grupo de delincuentes especializado en la estafa de las cartas nigerianas. Remitieron miles de cartas y correos electróncios pidiendo dinero para solucionar una situación personal muy grave u ofreciendo grandes e inexistentes fortunas.

Sus víctimas están repartidas por varios países: Estados Unidos, Polonia, Noruega, Canadá, Reino Unido, Pakistán e Italia. La novedad de este grupo era el secuestro de cuentas de correo electrónicos. Se hacían con las claves de las cuentas y enviaban mensajes a todos los contactos simulando ser los titulares y pidiendo dinero para hacer frente a un grave problema.