Carlos Jiménez Villarejo, uno de los fiscales que participó en el procesamiento de Jordi Pujol y otros 18 exconsejeros por la quiebra de Banca Catalana, habla sobre la convicción de llevar entonces razón sobre la culpabilidad del expresidente de la Generalitat.

Jiménez Villarejo asegura que esta ha sido "la expresión de corrupción política más grave que ha vivido España desde la reinstauración de la democracia".

Por entonces, en noviembre de 1986, la Audiencia de Barcelona rechazó el procesamiento al entender que no había suficientes indicios racionales de criminalidad en la actuación de Pujol. Una percepción que se extendería hasta 1990, cuando la misma Audiencia decretó el sobreseimiento definitivo.

Según ha explicado Jiménez Villarejo, el Tribunal se equivocó al no darles la razón. Piensa que "había una convivencia para evitar que fuese procesado, y se ha pagado caro."

También ha querido señalar el exfiscal del caso que, a consecuencia de la falta de rigor y eficacia de algunos jueces, fiscales y tribunales, Jordi Pujol no solamente fue el responsable de la quiebra de Banca Catalana, sino que, además, "ha seguido incurriendo en conductas claramente delictivas".

Asimismo, ha declarado que Pujol "ha estado expoliando las arcas públicas del Estado español durante 34 años, mientras él tenía su dinero bien colocado en paraísos fiscales, fuera del control de los controles fiscales necesarios".

Jiménez Villarejo ha asegurado que, de haberse dado el juicio a día de hoy, la evolución del proceso "hubiese sido radicalmente distinta".

Destaca que los inicios del proceso democrático y la debilidad generalizada de todo el sistema judicial propiciaron la libertad de Pujol cuando, según ha afirmado el exfiscal del caso, "no eran evidentes los indicios, sino las pruebas de su responsabilidad penal y la del resto de consejeros de Banca Catalana".