El rastro de Sonia Iglesias se perdió en Pontevedra un 18 de agosto de 2010. Su entonces pareja, Julio Araújo, la llevó hasta una zapatería donde dejó unas sandalias para arreglar.

Después, volvió a subirse al coche con él, que contó que se bajó a los pocos minutos. Antes de ir a trabajar a la tienda del centro de Pontevedra donde era encargada desde hacía 15 años, había quedado con su hermana, pero nunca se presentó a la cita.

La ciudad de Pontevedra se empapeló de carteles con su cara y 800 personas participaron en una batida por los alrededores. Sin deudas ni enemigos, la investigación se centró en su círculo más cercano.

Al principio se sospechó de los hijos mayores de Julio, fruto de un matrimonio anterior, e incluso de un hombre que podría mantener una relación con Sonia, pero que en el momento de su desaparición estaba fuera del país.

Sin embargo, en 2012 la Policía reveló que las antenas de telefonía sitúan el móvil de Julio Araújo e el poblado chabolista donde se halló la cartera de Sonia, apenas unas horas después de la desaparición.

Sonia nunca denunció malos tratos, pero semanas antes de desaparecer acudió a una asociación de mujeres maltratadas: dijo que quería separarse de su marido, que se sentía acosada y que este incluso la había amenazado con un arma.

Su entorno declaró que ella tenía una relación con otro hombre y que le había dado un ultimátum a Julio para que se marchara de casa. La familia siempre ha sospechado de él. Su hermana, María del Carmen Iglesias, también lo cree así. "Creo que fue una víctima de la violencia machista", afirma, en entrevista con Expediente Marlasca.

"Ni para mi familia ni para mí hay ninguna duda, ni para mi la Policía tampoco. Lo único que nos falta es una prueba que lo demuestre", sostiene.

La hermana de Sonia no confía en que Araújo, que al parecer está enfermo, confiese dónde está su hermana aunque no tenga nada que perder. "No creo que una persona que sea capaz de quitarle la vida a otra tenga piedad", ha lamentado, aunque "la esperanza nunca se pierde, si lo contase sería lo mejor para nostros".

Cada año, familiares, amigos y vecinos celebran una concentración para que su caso no se olvide. Este año, lo harán el próximo 30 de agosto.