La Administración decidió hace un año que Angustias Cobo ya no era tan dependiente. Pasó, de golpe, de tener el grado máximo, al mínimo, es decir, de cobrar 416 euros al mes, a no cobrar nada.
Pero su situación era la misma. Sus quejas motivaron la revisión de su caso y el Consell reculó pero poco. Le reconocieron un grado dos de dependencia, en total, 220 euros de ayuda al mes.
"Por desgracia estoy así y sólo pido que me dejen la ayuda como estaba", dice Angustias.
Los informes no dejan lugar a dudas. En 2008 Angustias no podía ni sentarse, ni tumbarse, ni ponerse de pie. En 2011, curiosamente, podía hacer todas esas cosas. "Esto es burlarse de las personas, no tienen humanidad, no tienen vergüenza", dice.
Estos informes aseguran además, tanto en el 2008 como en el 2011, que sí puede calzarse. Pero no hace falta ser un lince para darse cuenta de que eso es bastante complicado.
A los 23 años, sufrió un aborto que le provocó una infección...hubo que amputarle las dos piernas, y lleva 45 años desplazándose gracias a un taburete, y a una silla de ruedas. Siente que no habría podido hacerlo sin su marido, pero la administración cree que ahora necesita menos ayuda que antes.
Angustias siente que tiene razón y está segura de que estas "rebajas" se basan solo en criterios económicos. Por eso, con 67 años, y desde un taburete, su fuerza planta cara a los recortes.