El día después
La historia lo demuestra: cada intervención de EEUU ha terminado en catástrofe ¿turno de Irán?
Las consecuencias Ni en Irak, ni en Afganistán, ni en Libia hubo un "día después" exitoso, EEUU se fue dejando ruinas. Hoy, la amenaza de Trump sobre Irán resucita un patrón: atacar sin pensar en lo que vendrá después.

Donald Trump ha vuelto a lanzar una de esas frases que sacuden el tablero internacional: "Puede que Irán ataque. Puede que no. Quiero decir, nadie sabe lo que voy a hacer". Dicho así, como quien lanza una moneda al aire, como si estuviera decidiendo qué cenar. Pero no se trata de una ocurrencia sin consecuencias. Las palabras de un presidente importan. Y mucho.
Lo que inquieta no es solo la amenaza, sino lo que hay (o no hay) detrás de ella: ningún plan claro, ninguna estrategia visible, ninguna lección aprendida. Y eso es exactamente lo que hace que esta historia nos suene demasiado.
El patrón se repite
En los últimos 25 años, EEUU ha intervenido en varios países de Oriente Medio con la promesa de "liberar al pueblo", "luchar contra el terrorismo" o "prevenir amenazas". Pero lo que dejaron tras de sí fueron, estados colapsados, guerras interminables y millones de personas atrapadas entre el caos y la violencia.
Todo el mundo recuerda lo de Irak. En 2003, George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar vendieron al mundo que Sadam Huseín escondía armas de destrucción masiva. La supuesta "guerra preventiva" se activó, Sadam fue derrocado y ejecutado, pero las armas nunca aparecieron.
¿El resultado? Invasión ilegal según el derecho internacional, decenas de miles de muertos, una guerra civil que partió el país, auge del extremismo y nacimiento de Al Qaeda en Irak, germen del ISIS. Estados Unidos se retiró oficialmente en 2011, pero el daño ya estaba hecho. Irak sigue siendo un país profundamente inestable.
La historia se repitió en Afganistán. En 2001, tras los atentados del 11S, EEUU lanzó una guerra para acabar con los talibanes. Y durante años prometió democracia, reconstrucción y derechos para las mujeres. Pero en 2021 llegó la retirada. Caótica, precipitada. Y en cuestión de semanas, los talibanes recuperaron el poder. 20 años de guerra… para volver al mismo punto.
En 2011, EEUU y la OTAN intervinieron en Libia apoyando a los rebeldes durante la Primavera Árabe. Muamar el Gadafi fue capturado y asesinado. Fin del dictador, sí, pero también fin del orden en el país.
Libia se convirtió en un estado fallido, con varias facciones enfrentadas, guerras tribales, tráfico de armas y personas, y una inestabilidad que todavía arrastra consecuencias en toda la región mediterránea.
¿Irán es el siguiente?
Y ahora, Trump apunta a Irán. Un país con casi 90 millones de habitantes, con influencia en toda la región, con un ejército poderoso, redes diplomáticas y grupos aliados como Hizbulá en Líbano o los hutíes en Yemen. Pero Trump no da detalles. No dice por qué ni para qué. Solo insinúa un ataque. Y lo más preocupante: no habla en absoluto de lo que vendría después.
Porque si el objetivo fuera, por ejemplo, derrocar a los ayatolás, ¿qué vendría después? ¿Quién gobernaría el país? ¿Con qué apoyo? ¿Quién se encargaría de reconstruir un estado, una economía, una sociedad entera? Ya sabemos lo que pasa cuando estas preguntas no se hacen antes: Afganistán, Irak, Libia.