En abril de 1985, la revista alemana 'Stern' anunció en una rueda de prensa que iba a publicar los diarios del dictador Adolf Hitler. En ese diario, Hitler había plasmado supuestamente sus pensamientos y detalles más íntimos de su vida. Sin embargo, después se supo que esos diarios eran falsos. Fue uno de los mayores escándalos periodísticos de la historia y, ahora, 40 años después de la publicación de esta portada, esos diarios falsos, ocultos hasta ahora, van a ser publicados.

Pasó de la mayor exclusiva periodística de la historia… a la mayor pifia. El 22 de abril de 1983, un viernes, el semanario alemán comunicaba esto: "¡Tenemos los diarios secretos de Hitler! Los papeles que nunca se han leído, los más profundos secretos del Führer... ¡y los vamos a publicar! 63 cuadernos". Una exclusiva que no iba a dejar a nadie indiferente. Primero convocaron una rueda de prensa para abrir informativos. Ahí contaron que había expertos que los habían validado... pero poco más.

¿Cómo los habían conseguido? No desvelaron su fuente. El periodista Gerd Heidemann estaba obsesionado con el nazismo, tanto como para comprarse el barco de un exlíder nazi. Y en esa obsesión se encontró con Konrad Kujau, quien asegura al reportero que los cuadernos son, efectivamente, propiedad de Hitler; que los llevaba su secretario privado cuando tuvo un accidente de avión; que han estado escondidos años; que con ellos se descubre a un nuevo Hitler; y que le deja esos cuadernos a buen precio.

El precio: cinco millones de euros de entonces... pero lo que contaban merecía le pena: en ellos se asegura que Hitler parecía no saber nada de Auschwitz, ni del exterminio. Él quería zonas seguras para los judíos, no era racista ni quería que se quemaran libros... Y era tan humano, según consta en los diarios, que llegaba a decir en los mismos: "Por culpa de las nuevas pastillas tengo unas flatulencias violentas, y según Eva, mal aliento". Periodista y revista acceden al trato, y sacan a la venta los cuadernos. En ese momento, las autoridades alemanas reclaman ver los papeles mientras otros medios internacionales, tras poner un cheque, también publican los diarios.

En España, la revista 'Tiempo' pagó 21 millones de pesetas. Pero ¿qué detectaron las autoridades alemanas? En 24 horas también descubrieron que el papel no era de época; que lo habían mojado en café para amarillearlo; que había plagios; que "lo que no era copia no encajaba". En definitiva, que todo era un timo. Y ¿qué pasó con los protagonistas? El periodista fue condenado a cuatro años de prisión por estafa y se descubrió que de los cinco millones de euros se había quedado con la mitad sin decírselo al falsificador.

¿Y qué fue del falsificador? Acabó siendo una estrella, falsificando cuadros de grandes artistas pero poniendo también su firma. "Los cuadros falsos más auténticos", decía.