Como tres chiquillos, Pocholo, David y Javier pasean en bici por la playa en Marbella. Curioso vehículo para viajar en el tiempo. A tan solo unos metros, les sigue Albert Espinosa, testigo de este 'camino a casa' tan emocionante. "¡Sin manos!", reta Pocholo a sus amigos. "¡Sin dientes!", responde uno de ellos.

Pero debe de ser cierto eso de que montar en bici no se olvida, porque, tal y como destaca el aristócrata, no ha puesto ni un pie en el suelo, a pesar de la emoción que le provoca esta avalancha de recuerdos. "Es que esto no me lo esperaba ni en pintura, tío. Veros aquí, en Marbella, otra vez, los tres...", comenta. Pocholo reflexiona. "Yo volvería otra vez a empezar con vosotros. Repetir, seguro", afirma. Sus compañeros están de acuerdo con él.

"Yo la tengo muy presente (la infancia), porque me ha hecho ser lo que soy hoy en día. Yo no he cambiado un carajo. Desde la época esta hasta ahora, me gusta lo mismo, como lo mismo, hago lo mismo. No he cambiado el tercio", opina.

Es en este momento que Albert Espinosa le presta su moto a su nuevo amigo. "Un Pocholo a cuatro ruedas".