En Castelldefells, Roberto asesinó presuntamente a su mujer y a sus dos hijos para después quitarse la vida. En Moraña, un hombre mataba, hace una semana, a sus dos hijas horas antes de tener que entregárselas a su mujer.
Ha sido una semana negra en la que cuatro niños han muerto a manos de su padre, seis en lo que va de año y 44 en la última década. Son menores que se convierten en víctimas instrumentales de la violencia machista, lo que algunos expertos llaman violencia vicaria.
Sonia Vaccaro, psicóloga clínica experta en victimología, asegura que "el padre que mata a su hijo no lo considera su hijo, por eso lo mata". Susana Enciso es psicóloga de la federación de Mujeres divorciadas y separadas y explica que "el daño que se le puede hacer a una mujer es hacerle daño a través de sus hijos".
Violencia que, confían, acabará con el divorcio, pero es algo que no siempre ocurre. El daño sobre los hijos es el capítulo final de años de maltrato a la mujer. "Durante su relación escuchan muchas veces 'no vas a volver a ver a tus hijos', y una vez que inician el proceso de divorcio, esa idea se mantiene", explica Susana Enciso.