Se revolvía el mar en el Cantábrico desde primera hora, síntoma de que un nuevo frente llama a la puerta del norte peninsular. Sufrían los barcos al avanzar entre fuertes rachas de viento y olas que podrán alcanzar los cinco metros.

El cielo no se va a quedar atrás: la lluvia se asomaba ya por Asturias y metía prisa para retirar los restos de este desprendimiento de la AS-29. Lleva cinco días obstaculizando el paso a cuatro pueblos del interior asturiano y si llega la nieve, e invade los accesos por otras carreteras, podrían quedar incomunicados. Es un temor real porque la nieve no va a dar tregua.

En el Cantábrico la cota oscilará entre los 600 y los 1000 metros así que en Reinosa seguían dándole a la pala y mientras unos la apartan, otros aprovechan para jugar en ella. Aunque lo van a tener que hacer con precaución porque en la estación de La Molina, en los Pirineos, hay riesgo de aludes.

La nieve también provocará riesgos en las carreteras en las próximas horas y días. El mapa de avisos meteorológicos para muestra avisos muy localizados que el martes se habrán dispersado por toda la península. Habrá nieve, frío y viento y volveremos a empezar la semana metidos en el temporal.