Los ertzaintzas no caben en los nuevos vehículos policiales: "No entro, mi cabeza no entra", cuenta un agente. Tienen dificultades para entrar y para conducir, ya que las rodillas rozan con el salpicadero. La parte de los detenidos no mejora: apenas cabe una persona y se golpean la cabeza con la mampara.

Es el día a día de los agentes que los sindicatos denunciaron. Ahora la inspección de Trabajo les da la razón: los coches patrulla son demasiado pequeños.

El Gobierno Vasco, que llegó a recomendar a los agentes una tabla de estiramientos cada 20 o 30 minutos para evitar lesiones, tiene tres meses para decidir si cambia o no los coches.