El supervisor de guardia del Samur ha explicado que, en el botiquín del pabellón, en la asistencia a tres de las víctimas, no se usó desfibrilador porque estaban vestidas, ni se empleó adrenalina, ni se practicó el masaje cardiopulmonar de manera correcta, según Abdón Núñez, el abogado de la familia de Belén Langdon, una de las víctimas de la tragedia.

Ha precisado que el doctor Simón Viñals, encargado de la asistencia médica en el evento, estaba "en la puerta" de la enfermería, donde dijo a este responsable del Samur: "Toda la noche atendiendo borrachos y ahora me traen esto".

En el botiquín, el doctor Carlos Viñals llevaba en la mano un ambú -un aparato para practicar maniobras de reanimación- y un técnico de ambulancias Europa trataba de practicar maniobras de reanimación a una de las chicas, según San Juan.

Núñez ha señalado que está claro que el doctor Simón Viñals "mintió en sede judicial y en la comisión de investigación" y "no prestó la asistencia debida a las víctimas".

María José Siñeriz, la abogada de la familia de Cristina Arce, una de las víctimas, ha subrayado que el supervisor de guardia del Samur ha corroborado que "no hubo una buena actuación médica" en el evento.

Las acusaciones particulares solicitarán al juez que imponga una fianza civil de 250.000 euros a los doctores Viñals, tras reafirmar su teoría de que los facultativos han incurrido en un delito de omisión del deber de socorro.

También ha declarado ante el juez el director del Samur, Ervigio Corral, quien ha ratificado que nadie avisó al Samur de que se iba a celebrar una macrofiesta en el Madrid Arena.

Antes de las declaraciones de los dos testigos, las partes han escuchado en el juzgado unas grabaciones de unos treinta minutos de duración sobre las comunicaciones del Samur la noche de los hechos.