En el caso de la otra mujer que dejó a sus dos hijas pequeñas en el mismo coche, la Diputación no ha adoptado la misma medida porque su comportamiento fue diferente y aceptó la ayuda de los servicios sociales.
No obstante, ambas fueron imputadas por un delito de abandono de menores. Los hechos ocurrieron pasadas las once de la noche del sábado 6 de septiembre en el barrio vitoriano de Zaramaga, adonde agentes de la Policía Local se desplazaron después de que una de las menores encerrada en el coche llamara al número de emergencias 112 con el teléfono móvil que una de las dos madres se había dejado en el coche.
Las niñas se decidieron a llamar a emergencias ante la tardanza de sus madres en regresar al vehículo, un lapso de tiempo que las propias menores calcularon en una media hora, según dijeron a los agentes que las atendieron.
Mientras tanto, las madres trataban de localizar el turismo, ya que no recordaban dónde lo habían aparcado. Sus crecientes muestras de nerviosismo llamaron la atención de los vecinos de barrio, que intentaron ayudarlas.
Una patrulla de la Policía Local se entrevistó entonces con las madres, que tenían síntomas de embriaguez, y declararon a los policías que habían dejado a las niñas encerradas en un turismo y que no eran capaces de localizarlo.
Al inspeccionar la zona, otra unidad de la guardia urbana encontró a las pequeñas en el interior de un coche totalmente cerrado, en buen estado de salud. Una de las madres, de 32 años, aceptó su responsabilidad y ofreció a una persona para hacerse cargo de sus hijas, ya que ella no se encontraba en condiciones.
Sin embargo, la de 38 años, a la que ahora se le ha retirado la custodia, se negó a entregar a la menor e intentó montarse en el coche y conducir a pesar de estar ebria. Los agentes evitaron que cogiera el vehículo, a lo que ella respondió con amenazas y agresiones a uno de ellos, por lo que fue detenida por un delito de desobediencia grave e insultos a agentes de la autoridad, aunque fue puesta en libertad al día siguiente.