Actuaba en los Brit Awards y, sin quererlo, la caída de Madonna dio para todo tipo de burlas. Pero dice la reina del pop, sólo responden a un motivo, que ya no es precisamente joven. "¿Cuál es la diferencia con el racismo o cualquier otro tipo de discriminación? Están juzgándome por mi edad y no lo entiendo", denunciaba la cantante.
Y tiene razón porque es un tipo de discriminación por la edad que se llama gerontofobia o edadismo y que sufren, sobre todo, las mujeres. "Mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen. Entonces, mientras ellos pueden tener canas, las mujeres no, o mientras ellos pueden tener parejas jóvenes, las mujeres no", explica Anna Freixas, psicóloga experta en gerontología feminista.
Las exigencias de eterna juventud son más fuertes en la vida pública. "Los medios de comunicación no ayudan con eso, se fijan en fulana cómo va vestida, cómo no va vestida, si es mona si no es mona. Y eso en un hombre no se cuestiona", cuenta la actriz Verónica Forqué.
Porque aunque demuestren con creces su vitalidad, la discriminación llega hasta el trabajo. "No hay muchos papeles para una mujer de cincuenta y pico años, hay pocos. Pero hay más mujeres que tenemos cincuenta que las que hay de veinte", cuenta la actriz y cantante Lolita.
Por eso, hay mujeres que presumen de su experiencia. Canas y arrugas que se convierten en toda una declaración de intenciones, porque como dice la canción: "¿A quién le importa lo que yo haga?"