Un hombre de Sierra Leona llegó en patera hace un mes a Andalucía, donde, según dice, no había sitio para él. "Venía gente a diario, éramos demasiados. No tenían provisiones para algunos de nosotros", afirma. Le compraron un billete a Madrid y viajó sin nada más en los bolsillos. "Yo no tenía nada, dormía en el parque", añade.

A través de voluntarios consiguió dar con albergue, donde duerme, cena y le ayudan a integrase, junto a otros compañeros que cuentan historias parecidas. "Ni papeles, ni dirección, ni nada. Así es cómo vinimos. Así que nos fuimos a la estación a dormir", cuenta otro de los usuarios del albergue.

Las iglesias madrileñas activaron hace un mes un dispositivo de emergencia de acogida al detectar una aumento de migrantes africanos vagando por la calle. "Les mandan desde el sur, les compran un billete y les dejan abandonados a su suerte", explica Juli Parra, coordinadora de 'Mesa de la Hospitalidad'.

Hace mes tocaron la puerta 12 guineanos a las oficinas de 'SOS Racismo' Madrid. Estaban muy desorientados y se tuvo que organizar un red vecinal para atenderlos.

Diferentes colectivos vecinales de Bilbao también se han organizado para acoger en polideportivos a más de 60 migrantes. "Tenemos un problema que no es de caridad, es un problema de justicia social", apunta Merche Gómez, de plataforma 'Bilbao la Vieja'.

Desde el Ministerio de Migraciones dicen que ellos ayudan a los migrantes a llegar a ciudades donde tienen redes familiares y que se les da brinda una primera atención de cuatro o cinco días.