Sadie Brooks nació en enero de 2012, cinco días después de su nacimiento le detectaron Síndrome de Down y problemas respiratorios. A los 13 meses de edad, le detectaron diabetes de tipo 1, lo que supone que su páncreas no produce suficiente insulina y esto provoca que la sangre llegué a niveles peligrosamente altos y bajos, según publica Mirror.

"Al principio teníamos que pincharle constantemente para controlar sus niveles de azúcar, teníamos miedo de que muriera", confesó la madre de la niña, Michelle.

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Desesperados por esta situación Michelle y Greg decidieron buscar soluciones, encontraron un grupo en Facebook de perros de alerta para diabéticos, los canes pueden olfatear los niveles de azúcar y hacer señales para alertarlos.

En abril de 2014, un cachorro labrador, Hero, y Sadie se conocieron. "Se llevaron bien desde el primer momento", indicó Michelle. Los seis meses de después, trabajaron para entrenar al perro y que detecte los niveles de azúcar. Por lo general, un olor a fruta podrida en un alto nivel de azúcar y el mínimo es de olor metálico. En agosto del mismo año, el cachorro se mudó a Utah con la familia.

Sadie y Hero se han vuelto inseparables. Cuando el can detecta una variación en la sangre, va a los padres y los avisa empujando la nariz en el regazo. "Cuando nos damos cuenta de la alerta, Hero debe señalar con la pata izquierda si es un nivel bajo de azúcar y si es alta con la pata derecha. Entonces ajustamos la insulina o le damos algo dulce a Sadie", explicó la madre .

"Tener a Hero ha significado una gran diferencia en nuestras vidas. Es tan sensible a cualquier cambio en los niveles de azúcar en la sangre de Sadie, que podemos confiar en él, en lugar de pincharle constantemente para comprobar el nivel de azúcar", puntualizó.