La Guardia Civil detuvo la semana pasada a dos personas en Jabugo (Huelva) tras la muerte de una mujer de 58 años, madre de una de ellas. Ambos están acusados de un supuesto delito de homicidio doloso y de la omisión en el cuidado y detención ilegal de esta persona dependiente -que presentaba una discapacidad del 33%-. Se llama Carmen y falleció "en estado total de abandono", ya que su yerno y su hija Tatiana (de 26 años) la dejaron morir en unas condiciones deplorables: "Era piel y hueso".

Fuentes de la investigación han señalado a Cruz Morcillo, 'ABC', que la mujer murió por deshidratación, desnutrición severa, una grave infección respiratoria y caquexia. Los agentes pudieron comprobar que los convivientes con la fallecida habrán omitido los cuidados básicos y, además, la tenían encerrada con un candado en su habitación. Así la han dejado sola sin acceso a comida, agua o el aseo de la vivienda, habiendo cerrado con el mismo método la cocina.

"Piel y huesos es lo que quedaba de ella", ha contado el cabo al frente de la investigación a este medio. Cuando fue rescatada, no respondía a ningún estímulo y falleció tres días después. "Cuando la vi en la camilla me hundí. Olía a orines, estaba sucia, transparente, era un esqueleto, no conocía, pesaba unos 30 kilos", ha contado otra de sus hijas, Sonia, que es la mayor y es la que ha intentado durante meses rescatar a su madre.

La mujer estaba secuestrada y encerrada por un candado en una habitación rodeada de restos de comida, orines y heces. De hecho, la técnico sociosanitaria que acudía para ayudarla debido a su dependencia llegó a trasladar que siempre se la encontraba desnuda, cubierta de heces y orines y sin comer. Después, su yerno y su hija han impedido el acceso a esta trabajadora usando "la intimidación y la violencia verbal", pero ya antes no dejaban a otros familiares acercarse a ella.

Su hija Sonia cuenta a Morcillo que Carmen "no ha sido una madre, pero ella sí ha sido una hija". Tal como ha contado, su madre era exlcohólica y tras un ictus estuvo ella cuidándola, hasta que Tatiana y su pareja se trasladaron a su casa. Después empezaron a cobrar ellos toda su pensión y aislarla del mundo, hasta el fatal desenlace.

Sonia ya había acudido hace un año a los juzgados, pero nadie hizo nada. Ella sabía que no atendían bien a su madre pero no se imaginaba el maltrato al que estaba sometida. Cuenta también que, en uno de sus ingresos en el hospital, le impidieron ver a su madre y le dieron una paliza. Después de este episodio, la mujer vivió un auténtico infierno ya que la encerraron y la dejaron completamente incomunicada. El cabo que lleva la investigación asegura que Sonia "hizo todo lo que pudo" y conocida en que nadie hizo nada para salvar a Carmen.