La cadena de custodia de la sangre de Ortega Cano se rompió en el Hospital de la Macarena, en Sevilla, donde fue ingresado después del accidente. Nadie custodió las muestras de sangre, como debe hacerse para una prueba judicial, porque nadie lo pidió.
Las extracciones que se hicieron fueron con fines terapeúticos, por eso la sangre permaneció en el hospital 13 días sin que nadie la controlara.
El protocolo correcto para que las pruebas de Ortega Cano fueran válidas, tendría que haber sido el siguiente: un médico cualificado extrae la sangre del sospechoso y la precinta; a continuación, se guarda la muestra bajo llave en el hospital. Por último, un chófer recoge la muestra, confirma que no se ha modificado el precinto y la lleva al Instituto de Toxicología.
Las muestras se analizaron en el instituto de toxicología, pero esa sangre ya estaba 'viciada'. Así se explica en la sentencia. No se pudo confirmar que la muestra que triplicaba la tasa de alcoholemia correspondiera al diestro.
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