Una mujer de 48 años positiva por COVID ha muerto en Extremadura tras estar ocho días sin la atención médica que necesitaba. La familia asegura que tras la PCR empeoró y, a pesar de que llamaron en varias ocasiones al centro de salud y al 112 para alertar de su estado, nadie pudo atenderla de manera presencial.
La mujer sostenía que se ahogaba y que incluso expulsaba espuma por la boca, además de padecer una fiebre muy alta, y así se lo transmitió al centro de salud de la localidad de Aceuchal, en Badajoz, donde residía. Sin embargo, le remitieron a una cita por teléfono y le recetaron analgésicos por la alta saturación que afirmaban tener en el centro. Cuando su familia la llevó al hospital ya era tarde: falleció ese mismo día.
No es la primera vez que sucede una tragedia similar. De hecho, la familia de una mujer que falleció por cáncer durante la pandemia tras meses sin ser diagnosticada y siendo atendida por teléfono, ha lanzado una campaña para poner en valor que "por teléfono no se cura".
En tan solo tres días la propuesta suma casi 100.000 firmas. Piden que no se descuiden las consultas presenciales para evitar que se hagan diagnósticos imprecisos o que no se realicen las pruebas necesarias. "Las consultas telefónicas deben desaparecer", ha reivindicado Saiz-Maza en su petición en un llamamiento a que los ciudadanos "merecen otra sanidad" ya que, según defiende, por teléfono "no se cura y es más complicado realizar un diagnóstico certero".
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