Uno de los neonazis acusado de apalear a un mendigo hasta dejarlo en coma asegura que se han compinchado contra él para acusarle. Durante el juicio de este martes, lo más llamativo ha sido la defensa del abogado de dos de los agresores.

Ha presentado un escrito en la sala donde justifica la existencia de grupos de ideología fascista y donde recuerda con añoranza la Ley de vagos y maleantes, porque asegura que "la mendicidad es una plaga de nuestras ciudades".

"Los mendigos son unos cánceres sociales que no se extirpan con pañitos calientes", asegura el abogado Ángel Pelluz, quien concreta que "no son personas humanas" y que "hay que apartarlos de la sociedad", aunque matiza que "no es necesario eliminarlos".

En su defensa de la Ley de vagos y maleantes  ha comentado que "la ocupación de terreno público por quien no se procura una existencia digna es causa de rechazo en otras personas que cumplen las leyes". "Si el trabajar es un derecho, también es un deber y la vagancia no está recogida en nuestra Carta Magna", argumenta el letrado antes de resaltar que nadie quisiera ver que en su portal se acumulan despojos de cartones y prendas donde pululan las chinches, las pulgas, los piojos y, en algunos casos, hasta una rata.

Javier R.B., uno de los cuatro "cabezas rapadas" procesados por golpear a un indigente en el distrito de Moncloa en el año 2009, ha culpado hoy en la Audiencia Provincial de Madrid a otro de los acusados, Mykhaylo T., de pegar y pisar, "poseído por la ira", al mendigo. En el juicio, junto a Mykhaylo y Javier, se han sentado en el banquillo de los acusados María Leticia G.D. e Iván L.G., por un delito de lesiones.

La Fiscalía solicita doce años de cárcel para el primero de los procesados y diez años de prisión para los otros tres, además de una indemnización conjunta de 300.000 euros para la víctima, Rafael Santamaría, un indigente que estaba pasando la noche en un fotomatón de la calle Arcipreste de Hita, Como consecuencia de la agresión, el hombre sufrió un traumatismo craneoencefálico con contusión hemorrágica, que requirió una curación de 541 días.

En el juicio sólo estaban cuatro de los cinco acusados, porque el quinto se encuentra en busca y captura.