Octavio Salazar no entiende el final del patriarcado sin el acompañamiento de los hombres en la lucha feminista: "Si queremos repartir el pastel de otra manear implica que tendremos que replegarnos y compartir determinadas responsabilidades y tendremos que renunciar a dividendos que recibimos por el hecho de ser hombres".

En su libro 'El hombre que no debemos ser' habla de los privilegios que el sistema les otorga por el mero hecho de serlo y propone que el cambio además de en cada uno también suceda en las estructuras de poder: "Tiene que haber una transformación radicalmente política. Hay que cambiar quién tiene el poder, cómo lo usa....".

No son mayoría pero los hombres feministas trabajan por llegar a la igualdad de género. La desigualdad, dicen, también les perjudica a ellos: "Los hombres no somos empáticos, no nos permitimos expresar las emociones, no compartimos como nos sentimos. Eso genera muchísima muchísima frustración asegura Miguel Lázaro, de la asociación de Hombres por la Igualdad de Género.

Insisten en que la igualdad hay que promoverla desde la educación más temprana y que para lograrla se debe contar también con ellos.