Cuando solamente tenía 11 años, Sherry Johnson descrubrió que iba a tener que casarse con su violador, un joven de 20 años miembro de su iglesia.

Tras sufrir varias violaciones, la víctima se quedó embarazada con 10 años, un hecho que llevó a las autoridades a empezar a sospechar de su caso. Sin embargo, según explica, fue su propia familia la que intentó proteger al violador haciendo que ambos se casaran debido a que eran miembros de la misma congregación religiosa.

"Mi mamá me preguntó si quería casarme, y yo le contesté que no sabía. Le pregunté que qué era el matrimonio, que cómo tenía que actuar como esposa", explica Sherry a The New York times, antes de añadir: "Mi madre me respondió que tenía que casarme y me casé".

Tras casarse, Sherry Johnson no pudo acudir a la escuela secundaria como el resto de sus compañeros, ya que tuvo que dedicar su adolescencia en cuidar de los hijos que tuvo fruto de las violaciones, un total de nueve. "Ha sido una vida terrible", explica.

En Florida, las bodas en las que haya un menor están permitidas siempre que cuenten con el permiso de un adulto. De hecho, según explica el mismo medio, entre 2000 y 2010, más de 167.000 jóvenes menores de 17 años se casaron en 38 estados de Estados Unidos.

En la mayoría de estos casos, estos matrimonio están compuestos por niñas y hombres adultos. Este hecho ocurre mientras que Estados Unidos denuncia el matrimonio infantil en otros países como una violación a los derechos humanos.