Las esperanzas para Cristian,
el niño de siete años de Málaga al que hace unos pocos meses diagnosticaron un
tumor cerebral muy grave llamado DIPG, situado en el tronco encefálico,
aumentan.
Pese a que los médicos
le pronosticaron seis meses de vida por la ubicación del tumor, que no es
operable, existe aun una posibilidad de curación: un tratamiento con una
máquina de protones que todavía no está disponible en España y que su utilización
en el extranjero supone un elevadísimo coste. Esta máquina está disponible en países
como Italia, Países Bajos y Repúlica Checa.
Según informa el Diario Sur, un relevante empresario andaluz, dueño de una gran multinacional, se ha
prestado a sufragar los gastos necesarios para una posible intervención fuera
de España.
Según el citado diario,
el empresario no escatimará en los gastos, que pueden llegar a los 100.000
euros. "La vida de un niño no tiene precio, que la familia esté tranquila con
esto. Conozco la situación y si tenemos que actuar lo haremos. Sea en Suiza,
Suecia o República Checa, donde sea. Lo que no puede ser es que la seguridad
social en España aún no tenga este tipo de máquinas, es cuestión de estado", ha
señalado.
El menor está recibiendo
en España sesiones de radioterapia convencional aunque no es suficiente para
solucionar el problema. En cambio, el tratamiento con protones incide
directamente en el tumor y no produce daño en las células colindantes. Los
padres de Cristian, tal y como expresó el portavoz de la familia Fali Arjona en
'Málaga Hoy', han puesto en esta opción su "última esperanza", ya que
la situación es muy crítica.
El niño fue
diagnosticado el pasado mayo, tras acudir al hospital por lo que creían que era
una reacción alérgica que no se curaba. "Fue después de una actividad del
colegio, Cristian se disfrazó y le pintamos la cara. Al acabar la función se
quejaba de que le picaba mucho el ojo y fuimos al centro de salud, donde le
recetaron unas gotas porque pensaron que era una reacción", explicó Noelia Rubio, su madre.