En el momento en el que una furgoneta ha trasladado el cadáver de Excálibur, el perro de Teresa y Javier, varias personas que protestaban contra su sacrificio, se han abalanzado sobre el vehículo sin saber todavía si seguía con vida. Uno de ellos ha resultado herido. 

Excálibur ya había sido sacrificado. Según miembros del laboratorio de Seguridad Biológica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, los que se han encargado de ello, el perro no ha sufrido.

En el exterior, lágrimas e impotencia tras conocer que Excálibur estaba ya muerto. Han estado más de 24 horas frente al portal de Teresa y Javier. Sabían que la voluntad de las autoridades era acabar con la vida del animal.

Durante todo el día han entrado en el bloque ambulancias y furgonetas. También se ha visto la caja para su traslado, además, se le ha escuchado ladrar y, en algún momento, se ha asomado a la terraza.

Laura Duarte, del Partido Animalista, ha cuestionado la actuación: "Nos parece vergonzoso que esto se vaya a hacer así, que nos estén diciendo que este perro es un foco de infección y que se vaya a hacer en una furgoneta normal".

El marido de Teresa, Javier, hacía un llamamiento para salvar a Excálibur: "Hola, soy Javier, el marido de Teresa, estoy en el hospital y hago un llamamiento para que me ayuden a salvar a mi perro", declaraba.

Sin embargo, sus esfuerzos no han servido de nada. A pesar incluso de que no había evidencias de que el animal contagiase el ébola. Juan José Badiola, veterinario, ha declarado que "no hay suficientes evidencias científicas para saber si hay capacidad de transmisión".

La polémica sobre el perro ha superado nuestras fronteras y la campaña en change.org ha acumulado en 24 horas casi 400.000 firmas. Según algunas informaciones, Excálibur será llevado a una incineradora de Paracuellos del Jarama.