Cuando la Policía Local de Valencia sale a hacer su ronda está preparada para prevenir y combatir los denominados delitos de odio. "Se trata de cualquier delito cometido por un motivo de prejuicio", apunta Eduardo Russo, comisario.

Son pioneros en Europa y han recibido una formación especial para detectar todos los factores que puedan derivar en un delito de odio, por ejemplo, contra personas del colectivo LGTBI. "Lo más característicos son las pintadas, los panfletos, la cartelería en contra. Damos cuenta a la autoridad judicial y movilizamos los recursos necesarios para que la pintada sea eliminada", añade Russo.

La empatía y sensibilidad con las víctimas, es clave. "Tratamos de identificarnos y de que confíen en nosotros", destaca Russo.

Anaïs Menguzato, concejal de Seguridad de Valencia, denuncia que "uno de los problemas que tienen los delitos de odio es que generan miedo".

Persiguen cualquier indicio de racismo. Varias organizaciones sociales han denunciado una campaña de agresiones xenófobas en Valencia tras detectar ocho ataques a sus sedes. "La gran mezquita de Valencia fue ensuciada con pintadas, carteles racistas e islamófobos", ha dicho Mariam Barouni, de la comisión especial de Ayuda al Refugiado.

"Con la llegada del Aquarius, determinados grupos de extrema derecha se manifestaron de forma muy beligerante", lamenta Menguzato.

Los delitos de odio también se producen contra las personas sin techo. La labor de mediación de esta Policía mejora la convivencia de los colectivos vulnerables en Valencia.