Con Pilar han podido muchas veces, es enfermera y en servicios de ambulancias. "A veces te reciben con un puñetazo porque están alcoholizados", explica.

Si un paciente o un ciudadano cabreado te retiene, hay que poner el codo contra tu cuerpo, agarrar tu propia mano con la otra y tirar. Si el agresor es más fuerte lo mejor es despistarlo.

Conchita trabaja en un centro de personas con discapacidad. Muchas veces, ellos no controlan su fuerza o su ira. "Hay que aprender a que no te retengan y no hacerles daño a ellos", señala.

Bea sufre estrés escuchando gritos de usuarios de su oficina pública. Le recomiendan no contagiarse de la violencia verbal. "Hablamos de ignorar, hablamos de responder con un refrán, hablamos de marcar rayas", apunta Santy Rey, policía nacional. "Tenemos que aprender a bajar ese nivel de agresividad para controlar y gestionar esa situación", explica Carolina Moldes, funcionaria. Médicos, examinadores de tráfico o personal de oficinas de empleo son los más afectados por las agresiones.