En los pequeños gestos, en los límites impuestos, en el control y la humillación. No hay maltrato pequeño ni está acotado a una edad. Cada vez son más las adolescentes que denuncian el maltrato.

Pero ni es tan público ni tan fácil que ellas denuncien. El 67% de las menores atendidas aseguran que no supieron detectarlo. Confundían la dominación con una visión romántica de la protección.

En una centralita de la Fundación Anar toman cada día el pulso a la violencia machista entre adolescentes. "La edad más habitual son 15 o 16 años, pero hemos recibido de menores de 13 años", explica Leticia Mato, abogada de Fundación ANAR.

122 llamadas solo en el último año denunciando la indefensión. Cada vez más frecuentes y también más duras. "Él me encerró en su casa sin dejarme salir, me subió por las escaleras arrastrándome... He querido dejarle pero me amenaza con matar a toda mi familia. No sé qué hacer, ¿esto es un maltrato?”.

La respuesta inmediata es un sí y los expertos ya alertan de esta indefensión por no saber. Insisten en que la clave está en la educación y denuncian los recortes en atención social. En 2 años la Comisión contra los malos tratos ha recortado un 50% su equipo de psicólogos mientras siguen reclamando una mayor intervención en las escuelas.

Talleres como el de Proyecto Malva llevan cinco años apostando por la intervención directa. Aquí aprenden a desmontar roles. Según Cruz Roja el 18.8% de los chicos jóvenes cree que insultar a su compañera no es maltrato.

Muchos además lo ejercen sin control en las redes sociales y a través del móvil. Una violencia que intimida las 24 horas del día y que les marca en ocasiones para siempre. Porque una de cada 5 jóvenes maltratadas en la adolescencia vuelve a caer, años después, en las garras del maltratador.