Alimentos frescos que supermercados retiran del circuito comercial, y que no se pueden vender porque falta poco para que caduquen o porque el envase tiene algún desperfecto. El ayuntamiento de Reus los recupera para impedir que la comida en buen estado se convierta en basura y así abastecer a familias que lo necesiten.
“Este proyecto tiene tres objetivos: dar alimentos a las personas que lo necesitan, evitar tirar comida, y dar a personas con discapacidad”, señala Montse Vilella, concejal de Bienestar social del ayuntamientos de Reus.
Sólo en el primer año han recogido casi 140.000 kilos de comida. Cada día llegan a una planta de selección aproximadamente 1.000 kilos de alimento de los cuales se aprovecha prácticamente el 80%.
Allí, "se mira el producto uno a uno para que sea apto para el consumo y que no haya ningún producto en mal estado”, afirma Josep Ramón Nogués, director general del Taller Baix Camp.
La Agencia de Salud Pública controla todo el proceso para garantizar la calidad. Los alimentos pasan a engrosar los almacenes de entidades benéficas que reparten alimentos frescos a 890 familias.
El ayuntamiento ha invertido 60.000 euros que en 12 meses se han rentabilizado por tres.